
Beka Finance acaba de lanzar una plataforma digital en España para operaciones de compraventa de créditos morosos y fallidos. Su director general, Carlos Stilianopoulos, se muestra optimista sobre este mercado debido a la necesidad de los bancos y otras empresas de deshacerse rápidamente de estos activos improductivos y ante el apetito de los fondos en los últimos meses.
¿Cómo funciona la plataforma?
La plataforma está operativa desde 2012 en siete países. Fue lanzada por Débitos en Alemania y ahora nosotros nos hemos incorporado como socios para España y Portugal. Vemos que hay una variedad de potenciales compradores, empezando por los bancos con carteras pequeñas y singulares. Actualmente, hay 1.200 vendedores que están apuntados a la plataforma y 530 inversores compradores en Europa. Es como un eBay. El precio se genera en la plataforma a través de una subasta tipo inglesa, donde el vendedor pone el precio de reserva y, si se llega, se ejecuta la operación, creándose así una tensión, lo que hace que sea una herramienta para conseguir mejores precios. Tiene una ventaja enorme, porque no tiene coste si no se ejecuta la transacción.
¿El descuento que aplican los compradores es mayor o menor que en las operaciones tradicionales?
Es menor. Cuando un banco pone una cartera y hay tres inversores a pujar los precios son ciegos y no se atreven a elevar los precios. En nuestro caso, se van viendo. En los cinco años la experiencia de la plataforma indica que los precios son entre un 25 y un 40 por ciento superiores a las operaciones que se realizan fuera. En plazo, también son más cortas. Se ejecutan entre seis y ocho semanas, frente al mínimo de doce semanas de la mayor parte de estas operaciones. Y el número de pujantes es superior, con más de siete por venta.
¿Es un buen momento para lanzar la plataforma, ya que los bancos pretenden ahora deshacerse de golpe de todos los activos improductivos, como Popular o BBVA?
Nosotros no vamos a por las operaciones grandes y morosos siempre hay. Vamos a por las carteras más iliquidas y pequeñas. En una cartera de siete millones de facturas o de consumo es difícil encontrar compradores. Nosotros venimos para estar en todos los ciclos, no solo para las épocas de crisis. Nuestro cliente hoy puede ser más claramente un banco, el día de mañana serán los fondos que están comprando las carteras, y empresas de todo tipo. Ahora estamos trabajando en una operación con una empresa de 100 millones de facturas impagadas. Éste es el tipo de activos que encajan en el modelo.
¿Cuántas operaciones se espera que se cierren este año?
No tenemos un objetivo, pero si conseguimos hacer operaciones a lo largo de 2018 de unos 1.000 millones o 1.500 millones ya sería un éxito. Es decir, unas veinte operaciones. No hay un plan de negocio agresivo, pero sí un plan de marketing agresivo.
¿No cree que existe una especie de 'burbuja' en estos activos y en el sector inmobiliario en general, con el boom de las socimis, por ejemplo?
Hay mucho dinero y mucho ha ido a las socimis. Los crecimientos de los últimos años son similares a los de una especie de burbuja, pero no me preocupa tanto la situación de hoy, sino la de mañana. Estas socimis algún día tendrán que vender. Dentro de cinco años, a quién lo van a hacer. Si entonces no hay socimis que quieran invertir a quién se va a vender, porque no habrá mercado.
¿Existen otros riesgos u otras burbujas que puedan explotar?
El mercado sigue difícil. Hay dos posibles burbujas. Una, en la renta variable, con las bolsas americanas en máximos. Y, otra en el crédito y la renta fija. Pero hay mucha liquidez y necesidad de invertir.