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Siete mitos que no evitarán que le multen en un control de alcoholemia si ha bebido

El 12% de los conductores dieron positivo en alcohol y/o drogas según el 'Estudio de prevalencia de sustancias psicoactivas EDAP 2015', el último realizado por la Dirección General de Tráfico (DGT). Ciñéndose a datos más recientes, dicha institución llevó a cabo una campaña especial el pasado mes de agosto en la que se realizaron 127.804 pruebas de control de alcoholemia y 1.920 conductores sobrepasaron el límite permitido, poniendo en riesgo la seguridad vial.

A pesar de ello, uno de cada tres conductores cree que existen trucos para sortear dichas las mediciones tras haber bebido; incluso, uno de cada 10 reconoce haberlo intentado alguna vez, según el estudio 'Mitos y falsas creencias sobre los controles de alcoholemia' realizado por Línea Directa en colaboración con FESVIAL.

¿Cuáles son? ¿Dan resultado?

Cabe recordar que la tasa máxima de alcohol permitida en aire espirado es de 0,15mg/l para nóveles y profesionales y 0,25mg/l para el resto, pero ¿existe algún truco para no sobrepasar dicha tasa habiendo bebido más de la cuenta? No. Lo que existen son diversos mitos y bulos como las siguientes 'estrategias' presentadas que no han demostrado ser eficaces para reducir el porcentaje de alcohol en sangre. La DGT recoge las siguientes: 

Esperar una hora o más antes de conducir

Evidentemente, depende del metabolismo de cada persona y de la cantidad de alcohol que se haya ingerido. Si bien, lo frecuente es eliminar 0,20 gramos/litro cada hora.

Comer lo compensa

También es falso. Beber alcohol con el estómago lleno puede retrasar la absorción del alcohol y hacer que se produzca de forma más gradual. Sin embargo, el alcohol ingerido siempre terminará por pasar a la sangre.

Beber aceite o chupar monedas

A pesar de lo surrealista que pueda sonar, hay quien piensa que disipando el olor y sabor del alcohol en la boca bebiendo aceite, comiendo césped e, incluso, chupando una moneda, logrará no dar positivo en el control de alcoholemia, aunque nada más lejos de la realidad.

Mascar chicle o tomarse un café

Igual ocurre con el café, la pasta dentífrica, un chicle... Estos productos solo maquillan la sensación de haber tomado alcohol, pero no repercutirá en la concentración que tenga.

Beber agua o darse una ducha

Ninguna de estas dos acciones es útil a pesar de que puede experimentar una mejora (ligera y ocasional) en sus sensaciones. Por mucho que orine, su hígado no trabajará más rápido para metabolizar el alcohol y expulsará en su mayoría agua.

Da igual la forma en la que sople

No se moleste en soplar despacio. Las paredes de los alvéolos están alimentadas por un sistema de capilares sanguíneos y dado que estas son delgadas y están húmedas, las moléculas de gases pueden difundirse a través de ellas. Es en los alvéolos donde tiene lugar la transferencia de gases entre sangre y aire, es decir entre etanol y aire. Cuando se práctica la prueba de alcoholemia, se realiza una larga y continua espiración. Esto es debido a que la primera porción de aire espirado es aire proveniente de las vías respiratorias, por lo que no ha estado en contacto con la sangre y su composición no habrá variado. Una vez desplazado este volumen, se expele el aire de los alvéolos, que es el que ha sufrido verdaderamente el intercambio de gases entre sangre y aire y es el valido para la prueba.

No existen fármacos milagrosos

Ningún medicamento tiene la capacidad de modificar o alterar la presencia o ausencia de alcohol en sangre. Los fármacos no modifican la tasa de alcoholemia. En todo caso, el alcohol puede alterar los efectos del fármaco o el fármaco potenciar los efectos del alcohol.

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