Isolux Corsán está negociando la venta de su actividad de ingeniería y construcción (EPC) solvente con un inversor, cuya entrada es imprescindible para que el plan de viabilidad diseñado por Álvarez & Marsal tenga éxito, según informó ayer el presidente del grupo, Nemesio Fernández-Cuesta, a los trabajadores. El ejecutivo señaló que están teniendo reuniones, aunque admitió que los plazos están muy ajustados.
No en vano, el primer directivo reconoció que hay un porcentaje muy alto de que la empresa, en preconcurso de acreedores desde el pasado 4 de abril, tenga que declarar el concurso el próximo 4 de julio, una vez se cumple el plazo legal de tres meses -ampliable a cuatro meses, hasta el 4 de agosto-. Llegada esta situación, Fernández-Cuesta reconoce que el consejo de administración podría presentar su dimisión en bloque.
En este caso, a partir de esa fecha se nombraría un nuevo consejo de administración que, junto con el administrador concursal, dirigirían la empresa.
El plan de Isolux, que el consejo aprobó a finales de mayo, contempla la división de la compañía en tres nuevos vehículos que aglutinarán los proyectos en función de su viabilidad y de sus necesidades de caja. El futuro de la constructora se agarra al que acogerá aquellos contratos en curso y en cartera que tienen o generarán caja positiva y que es por el negocia en estos momentos con un inversor. Se trata de 204 obras, sobre un total de unas 400, que emplean a más de 1.000 trabajadores y que representan la mitad del negocio del grupo, con una facturación estimada para 2017 de 500 millones de euros y para 2019 de 700 millones y una cartera de pedidos de 1.000 millones.
En el encuentro con los trabajadores, Fernández-Cuesta incidió en que están negociando para poder abonar la paga extraordinaria de junio, que había sido garantizada en semanas anteriores.
