Empresas y finanzas

EEUU se queda solo porque ni China secunda su abandono de París

  • La falta de sintonía comercial agua el compromiso de la UE y de China para frenar el calentamiento

Líderes políticos, sociales y empresariales de todo el globo salieron ayer en tromba para rechazar la decisión de Donald Trump de retirar a EEUU del Acuerdo de París, el compromiso internacional alcanzado en diciembre de 2015 para contener las emisiones de dióxido de carbono y evitar que la temperatura del planeta se incremente más de dos grados centígrados al final de la presente centuria, algo que tendrá efectos catastróficos, según alertan los científicos climáticos.

El presidente norteamericano hizo el anuncio el jueves al mediodía en los jardines de la Casa Blanca. Era un paso esperado, puesto que lo había prometido durante su campaña electoral y se lo había adelantado a sus pares en la última reunión del G-7, celebrada la semana pasada, pero no por ello fue menos impactante: la primera potencia mundial abandonaba el acuerdo internacional con más apoyo de la Historia.

Trump argumentó que actuaba en defensa de los "intereses nacionales" y denigró el pacto climático, tachándolo de "debilitante, desventajoso e injusto". Así, apeló a la pérdida de empleos que, según él, provocará el Acuerdo: "No se puede poner en peligro el empleo de los trabajadores; no podemos estar permanentemente en desventaja". La desventaja se produciría porque mientras EEUU tendría que limitar el volumen de sus emisiones de carbono, otros países, como China o India, dispondrían de margen para aumentarlas: "Este pacto debilita la economía norteamericana, redistribuye nuestra riqueza fuera y no nos permite utilizar todos nuestros recursos energéticos".

Eso sí, el magnate tuvo la prudencia de dejar la puerta abierta para negociar otro compromiso climático internacional, pero distinto al actual, uno "que sea justo para los trabajadores, contribuyentes y empresas. Es hora de poner a Youngstown, Detroit y Pittsburgh por delante de París".

El alcalde de Pittsburgh, el demócrata Bill Peduto, fue uno de los primeros en replicar al magnate. Lo hizo en Twitter, indicando que su ciudad, corazón de la industria siderúrgica, estaba de acuerdo con el Acuerdo de París.

A partir de ahí, la cascada de declaraciones y comunicados de condena ha sido abrumadora.

Dentro del país, numerosos representantes políticos, encabezados por el expresidente Barack Obama, mostraron su rechazo. Obama acusó a su sucesor de haber situado EEUU "en el pequeño puñado de países que rechaza el futuro" y lanzó un mensaje a sus conciudadanos: "Confío en que nuestros Estados, empresas y ciudades darán un paso al frente y harán aún más por liderar el camino", en alusión al importante papel que desempeñó la primera potencia mundial, durante su mandato, para conseguir alcanzar el Acuerdo de París.

Rechazo empresarial

En el ámbito privado, líderes de grandes corporaciones se pronunciaron en público, como Loyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs, que tuiteó por primera vez en su vida para mostrar su desacuerdo: "La decisión de hoy supone un retroceso para el medio ambiente y para la posición de liderazgo de EEUU en el mundo", o como Jeff Immelt, consejero delegado de GE: "La industria debe ahora asumir el liderazgo y no depender del Gobierno. Más allá de las palabras fueron Elon Musk, consejero delegado de Tesla y Robert Iger, consejero delegado de Walt Disney, que anunciaron su abandono del Consejo Asesor de la Casa Blanca del que formaban parte tras el anuncio de Trump.

En el resto del mundo las condenas se sucedieron sin interrupción. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, consideró "descorazonadora" la nueva postura de su vecino del sur.

Koichi Yamamoto, ministro de Medio Ambiente de Japón, dijo que la decisión de Trump "equivale a dar la espalda a la sabiduría de la humanidad. Estoy muy decepcionado, estoy enfadado".

En un movimiento inusual, la canciller alemana, Ángela Merkel, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni, emitieron un comunicado conjunto en el que descartaban una renegociación del Acuerdo y pedían unir esfuerzos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus negativos efectos. Merkel, aparte de esta iniciativa, declaró que el Acuerdo era necesario para "preservar nuestra creación; Macron parafraseo a Trump, convirtiendo su eslogan hacer América grande de nuevo, en "hacer el planeta grande de nuevo". El presidente ruso, Vladímir Putin, excusó juzgar a Trump por querer mejorar el Acuerdo de París, aunque pensaba que EEUU podría haberse mantenido dentro del pacto internacional.

España redobla esfuerzos

El Gobierno español, por boca de la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, valoró como una "mala noticia" el paso dado por Trump, porque es el segundo emisor mundial. También reafirmó el apoyo de España a la lucha contra el cambio climático: "Habrá que redoblar y reafirmar el compromiso de España en cumplimiento de los objetivos de París, redoblar el liderazgo de la UE".

Tejerina ha defendido que el Acuerdo de París tiene como objetivo proteger el medio ambiente, pero también impulsar y fijar un desarrollo socioeconómico sostenible. "Es un acuerdo de todos y con todos. El Acuerdo de París no tiene marcha atrás", ha insistido.

En esa línea ha recordado que el presidente Mariano Rajoy anuncio la Ley de Cambio Climático y la Transición Energética y, con ese motivo se celebraron la semana pasada las Jornadas de Cambio Climático orientadas a un debate "que tiene que ser de todos" para llegar a una ley que cumpla para la sociedad el beneficio ambiental y el del desarrollo sostenible de la economía.

Cumbre entre China y la UE

El asunto sobrevoló la Cumbre entre la UE y China, con el coloso asiático reconvertido en la causa de frenar el calentamiento. No obstante, el comercio aguó el refuerzo de la alianza de Europa y China contra el cambio climático

Se esperaba la ocasión para escenificar el nuevo liderazgo conjunto de ambos actores contra el cambio climático. Tras la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de sacar a EEUU del Acuerdo de París, los europeos y los chinos se comprometieron a reforzar su cooperación para mitigar el calentamiento del clima.

Aunque el compromiso se mantiene, ambos lados no pudieron bendecirlo formalmente, ya que China se negó a firmar la declaración final conjunta por las discrepancias en materia comercial. En concreto, el rechazo de la UE a reconocer a China el estatuto de economía de mercado, tal y como fijan las reglas de la Organización Mundial de Comercio. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, aireó también las diferencias en otros "temas controvertidos", como el dumping del acero chino en Europa.

A pesar de estos choques, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, describió la cumbre como la más "fructífera y prometedora" de sus bilaterales hasta la fecha, porque sirvió para identificar los temas en los que comparten posiciones. Por su parte, el primer ministro chino, Li Keqiang, subrayó la importancia de una "relación estable" entre Europa y China para "contrarrestar las incertidumbres de este mundo".

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