
El Auditorio de La Cartuja de Sevilla, una obra faraónica en la que Teddy Bautista, el expresidente de la SGAE, invirtió alrededor de 75 millones, podría abrir sus puertas después de tres años cerrado. Las obras de este gigantesco centro cultural acabaron en 2012, aunque según explican desde la entidad, no fue hasta dos años después cuando concluyó el acondicionamiento interno y se obtuvieron las licencias correspondientes por parte del Ayuntamiento.
En los últimos años la SGAE ha mantenido distintas negociaciones con fondos de inversión y empresas culturales encaminadas a una posible venta -su valoración ahora ronda los 30 millones-, pero sin poder llegar a ningún acuerdo. El objetivo ahora es negociar un alquiler o concesión para que, una vez abierto, se pueda facilitar la operación.
En ese sentido, han surgido ya varias firmas interesadas y desde la entidad que preside ahora José Miguel Fernández Sastrón confían en poder llegar a un acuerdo a corto plazo. Aunque la SGAE evita hacer cualquier tipo de comentario, en el sector se ha especulado con el interés de Clece, la sociedad que gestiona los Teatros del Canal en Madrid y el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, aunque la empresa lo niega.
La Cartuja tiene una sala de teatro con 2.000 butacas, aunque un sistema electrónico permite su retirada en pocos minutos para ser acondicionada como sala para otro tipo de eventos culturales, como conciertos, con capacidad para 3.500 personas. Y eso, al margen, de otra sala multiusos con 400 localidades más, lo que convierte a La Cartuja en el mayor espacio escénico de toda Andalucía. El problema es que el coste de mantenerlo cerrado asciende solo en mantenimiento a cerca del millón de euros al año. Y eso, al margen de los gastos de la hipoteca, que se elevarían a otros 4 millones más.
La red de Arteria
El inmueble forma parte del megalómano proyecto que puso en marcha Bautista a través de la red de teatros Arteria, una sociedad propiedad de la Fundación SGAE, de la que este teatro depende ahora directamente. En Arteria, Bautista no solo comprometió 442 millones de euros de los autores (un 48% por encima del presupuesto inicial), sino que supuso además otra "vía de escape a los fondos" de la entidad, tal y como recogió la auditoría de 2011. Tras la intervención judicial de la SGAE en julio de ese año y la detención de su entonces presidente, la entidad que representa los intereses de los autores contrató al catedrático de Derecho Civil y magistrado excedente del Tribunal Supremo, Ramón López Vilas, para que auditara las malas prácticas. Y sus conclusiones no dejaron lugar a dudas. Su informe mostraba, por ejemplo, que la SGAE había inflado hasta en 10 millones de euros el presupuesto del auditorio sevillano.
Desfase contable
El proyecto estaba presupuestado inicialmente en 68 millones de euros y, según la auditoría, "la inversión probablemente alcance los 78 millones de euros". La mayor parte del desvío económico "injustificado bajo criterios profesionales", según la auditoría hecha en aquel momento, provenía de la partida de equipamiento escénico.
Al frente de la gestión económica de las obras estaban los responsables técnicos y económicos de Arteria: Ángel Quintanilla, amigo de Bautista desde su época de músico, y Emilio Cabrera García, primo del expresidente. Tanto Quintanilla como Cabrera, que fueron destituidos de sus cargos al poco de saltar el escándalo, habían sido contratados directamente por Teddy Bautista para sustituir a la gestora Gerens Hill en 2010, aunque el inicio de sus relaciones laborales se remonta varios años atrás. En la misma línea también, el estudio de arquitectura de Santiago Fajardo y que estaba a cargo del proyecto hasta junio de 2011, había denunciado en la misma línea que Arteria infló el presupuesto del auditorio en, al menos, 20 millones de euros entre 2010 y 2011.
Al margen del auditorio sevillano, la SGAE vendió en 2016 los teatros Lope de Vega y Coliseum a la firma de inversión Rockspring y la productora Stage por 58 millones, en una operación que le supuso unas minusvalías de 24 millones de euros. Fuera de las fronteras nacionales, la SGAE también se ha desecho de casi todo su patrimonio inmobiliario tras vender dos teatros que tenía en Argentina y en México y a falta de encontrar comprador para un tercer auditorio que aún tiene en el país azteca. La sociedad asegura que con esta estrategia se centrará únicamente en gestionar los derechos de autor.
Sanea el 'agujero' de Arteria
La sociedad Arteria Espacios Culturales, que gestionaba inicialmente gran parte del patrimonio inmobiliario de la SGAE, tenía a 31 de diciembre de 2014 un patrimonio neto negativo de 8,28 millones. Esto dejaba a la sociedad en causa de disolución. No obstante, su accionista, la Fundación SGAE, le ha prestado el apoyo financiero necesario para evitarlo. Así, en 2015, según se explica en el informe de las cuentas anuales correspondientes a ese ejercicio, la Fundación ha condonado un préstamo de 8,5 millones de euros. Desde la SGAE explican que se ha llevado a cabo una reducción de su capital social de 10 millones de euros hasta 3.000 euros, el mínimo legal establecido.
"La reducción del capital implicó una condonación del préstamo participativo tras la devolución de aportaciones", aseguran las fuentes consultadas. De este modo, el patrimonio neto negativo de Arteria se redujo al cierre de 2015 hasta 865.243 euros. Ese año la sociedad ingresó 372.514 euros y perdió cerca de un millón.