
Los bancos acreedores de Copisa han puesto sobre la mesa la venta de las concesiones que opera la constructora catalana como condición para refinanciar los 270 millones de euros de deuda que acumula, según explican fuentes conocedoras del proceso. La compañía de la familia Cornadó, sin embargo, no ve con buenos ojos este planteamiento, ya que es la rama de actividad que genera los mayores beneficios de explotación. "Copisa no quiere vender las concesiones", afirman desde la empresa.
La deuda financiera de Copisa no vence hasta 2018, sin embargo, la constructora llamó a la puerta de los bancos hace un año para renegociar el coste de la deuda que habían acordado en 2014, cuando los tipos de interés estaban sensiblemente por encima de los niveles actuales. A pesar de aquel acercamiento, desde Copisa aseguran que a día de hoy "no hay ninguna necesidad de refinanciar", dado el margen que aún tiene hasta el vencimiento.
La banca acreedora, sin embargo, no piensa igual y se ha marcado como objetivo cerrar la refinanciación este año -noviembre mejor que diciembre- ante "los problemas de liquidez" de la constructora que anticipan, avisan fuentes financieras, "atrasos" en el pago de intereses a medio plazo. Unas dificultades que Copisa rechaza.
Encabezada por el Santander, con unos 80 millones prestados, Bankia, con 50 millones, y Caixabank, BBVA y Sabadell, con 30 millones cada una, la banca ha trazado una hoja de ruta para reducir la deuda, que exige la venta de los activos concesionales. Una opción que no contemplaba la oferta inicial de Copisa y que tampoco ahora acepta.
Los bancos estiman que con la desinversión de las concesiones, que se ejecutaría en un plazo de hasta dos años, Copisa puede recibir en torno a 150 millones. Este importe se destinaría a cancelar la deuda bancaria. Como contrapartida, abaratarían los costes financieros y concederían más plazo.
"Precisamente porque las concesiones son lo que da beneficio es lo único que Copisa puede vender y utilizar para reducir la deuda", explican fuentes financieras. El planteamiento de las entidades es que la compañía puede generar un resultado bruto de explotación (ebitda) de 60 millones, suficientes para hacer frente a los costes de la deuda. Se trata "de hacer una empresa más pequeña", centrada en construcción y con un peso cada vez mayor del área internacional.
Copisa es una de las tres mayores constructoras catalanas, junto con Comsa y Copcisa, cuya situación financiera también está en entredicho. No en vano, la empresa de las familias Miarnau y Sumarroca ya tiene a la venta sus concesiones, como avanzó en julio este diario.
La joya, Cedinsa
Las tres firmas catalanas figuran, junto con FCC, en el capital de Cedinsa. Esta sociedad es el activo concesional más valioso de Copisa (tiene el 15 por ciento). Gestiona cuatro peajes en sombra en Cataluña: Eje del Llobregat (C16); Eje del Ter (C17), entre Centelles y Ripoll; Eje Transversal (C25), entre Lérida y Gerona; y Eje de Aro (C35). Además, Copisa cuenta con la concesión del puerto de Vilanova i la Geltrú; el tramo 1 de la Línea 9 del Metro de Barcelona; la desaladora de Andratx (Mallorca); la Ciudad de la Justicia de Barcelona; depuradoras en Gerona; plantas fotovoltaicas en Ciudad Real; aparcamientos en L?Hospitalet y Arnau; áreas de servicio en León, Benavente (Zamora) y Orihuela (Murcia); y del centro penitenciario para jóvenes Quatre Camins, entre otros.