
IAG va camino de cerrar un año 2016 agridulce. El Brexit, el terrorismo, la guerra de precios y el caos generado por Vueling en El Prat han ensombrecido los resultados del conglomerado aéreo, que esperaba registrar crecimientos de doble dígito. Por un lado, los problemas de planificación de la aerolínea catalana han pasado una factura de 40 millones de euros en costes extra, tal y como ha reconocido Willie Walsh, presidente de IAG, en un encuentro con periodistas.
Tras la crisis del verano, Vueling se ha visto obligada a reorganizar su oferta, cerrar líneas, reducir frecuencias, renovar su cúpula directiva, aumentar personal y pagar indemnizaciones, lo que ha descabalado su presupuesto para el año y ha empañado las cuentas de su matriz. En este punto, Walsh no espera que la firma catalana vuelva a normalidad hasta 2017, cuando, de cara al verano, va a poder recuperar oferta y capacidad operativa.
Pero, y tal y como se ha apuntando antes, no todos los males de IAG son culpa de Vueling. Así, y aunque en los nueve primeros meses del año la dueña de Iberia y British Airways (BA) ha elevado un 25,7 por ciento su beneficio neto, hasta los 1.484 millones, los indicadores operativos están empezando a mostrar signos de debilidad, que se han dejado notar sobre todo en la temporada alta. A pesar de que el holding ha logrado registrar crecimientos moderados en lo que va de año, en el tercer trimestre ha sufrido la primera caída de ingresos (un 4 por ciento menos) y del beneficio de las operaciones: retrocede el 4,8 por ciento, hasta los 1.153 millones.
En cuanto a los nueve primeros meses del año, la firma que preside Willie Walsh ha registrado una facturación de 17.272 millones, un 0,9 por ciento más que en el mismo periodo de 2015. En esta línea, los ingresos por carga cayeron el 6,9 por ciento, mientras que las ventas por pasaje subieron el 0,4 por ciento hasta los 15.345 millones por la compra de Aer Lingus. Así, según explica IAG, ?excluyendo a la firma irlandesa y el efecto de los tipos de cambio, los ingresos de pasaje descendieron un 2,3 por ciento?.
Por su parte, los gastos subieron el 0,3 por ciento, a pesar del descenso del 18 por ciento del coste de combustible, y el beneficio de las operaciones mejoró un 9,9 por ciento, a 1.942 millones (ver gráfico).
La compañía señala la debilidad de la libra (se ha depreciado un 18 por ciento ante el euro en el año) por el Brexit y el terrorismo como las principales causas de sus desaceleración: ?El debilitamiento de la libra ha reducido los beneficios del grupo, que ha enfrentado condiciones de mercado difíciles en la venta de cabinas premium?. Esta complicada situación ha llevado al holding aéreo a abrir la puerta a subir las tarifas de BA, la compañía más afectada por la depreciación. ?Como todas las compañías en el Reino Unido, el aumento de la inflación tendrá un impacto en los precios de todos los bienes, incluyendo las tarifas aéreas?, dijo Walsh.
El cuarto frente que tiene abierto el holding es la guerra de precios por el alza de la oferta y el crudo barato. Los resultados del grupo muestran que mientras la oferta y la demanda han subido el 11 por ciento en lo que va de año, los ingresos unitarios por pasajero han caído un 10,2 por ciento, hasta los 8,2 céntimos, lastrando la rentabilidad (la fuerte competencia ha obligado a bajar precios para llenar los aviones).
El alza se explica por Aer Lingus, ya que IAG ha moderado los incrementos en Iberia y BA. Aún así, el holding prevé crecer más en España, donde ve ?oportunidades?, y en América, aunque no en Brasil, donde han cerrado frecuencias.