Empresas y finanzas

Estados Unidos prepara la primera misión privada a la Luna de la historia

  • La Administración allana el camino con normativas hechas a medida

Se avecina una nueva era en la exploración espacial: la de las corporaciones privadas. Así parecen confirmarlo los últimos movimientos de las autoridades estadounidenses, que no están reparando en gastos para adaptar la legislación y hacerla más favorable a aquellas empresas que quieran lanzarse a conquistar el espacio.

Tras legislar en contra de los tratados que prohíben la apropiación de objetos fuera de la Tierra por parte de estados o cualquier compañía, la primera potencia mundial se dispone ahora a emitir todas las normas que hacen falta para que una pequeña compañía, apenas conocida, lance la primera misión espacial privada a la Luna.

Bajo el nombre comercial de Moon Express, esta empresa pretende enviar a nuestro único satélite natural unas pocas decenas de kilogramos de aparatos destinados a la medición científica, y ganar de paso el concurso planteado por Google y que recompensará con 20 millones de dólares a la primera organización privada que llegue a la Luna.

La idea de Moon Express es realizar su primer lanzamiento, el de la nave MX-1, tan temprano como 2017. Pese a que el cohete que utilizará no ha sido probado aún, la compañía no quiere perder el tiempo y lleva varios meses recorriendo los despachos de las autoridades aeroespaciales de EEUU para garantizarse que crean una normativa técnica adecuada a sus necesidades. Hasta la fecha, las especificaciones técnicas las han venido marcando para sí mismas la NASA y el ejército de Estados Unidos.

De materializarse, el lanzamiento sería el primero de su tipo en toda la historia, puesto que hasta la fecha las compañías privadas sólo han participado en la carrera espacial de dos maneras: como contratistas de las agencias espaciales públicas, o como creadoras de satélites artificiales de uso comercial. Nadie había intentado aún llegar a otro cuerpo celeste, y por eso los inversores necesitan que el sector público les allane el camino.

El proceso seguido por Moon Express se une a otros intentos como el de Elon Musk, que asegura que quiere enviar su propia sonda espacial no tripulada a Marte en 2018, o a la nueva condición de Luxemburgo como espaciopuerto ficticio, destinado a prestar su bandera de conveniencia a las naves espaciales de aquellas empresas que necesiten esquivar la regulación internacional.

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