Empresas y finanzas

Chevron, Exxon y BP quieren explorar el Golfo de México ante el alza del crudo

  • Repsol y Cepsa no están interesadas en pujar por los pozos de aguas profundas
ExxonMobil

Crudo WTI

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La incipiente recuperación de los precios del petróleo ha devuelto el interés de las grandes petroleras internacionales por los yacimientos mexicanos, como por ejemplo Exxon- Mobil, que ha vuelto al proceso tras haberse retirado de la primera puja en julio de 2015, y Chevron o BP, que han registrado fuertes pérdidas en el primer trimestre del año (-725 millones y -538 millones de dólares, respectivamente) y han recortado sus planes de inversión.

A menos de 20 días de que se cierre el plazo para pagar la inscripción que permite participar en la fase cuatro de la Ronda Uno, (subasta por la cual México da entrada a las empresas privadas en el sector energético), 31 petroleras se han mostrado interesadas en explorar en las aguas profundas del Golfo de México. De ellas, 19 firmas ha iniciado el proceso de precalificación para poder presentar el cinco de diciembre su oferta por los 10 pozos subastados (ver gráfico para el listado).

"Llama la atención el interés de las grandes petroleras en éste proceso y hay una alta expectativa por parte del gobierno y del mercado de que se adjudiquen todos los campos licitados. La recuperación de los precios del petróleo, que se espera que se mantenga a lo largo del año, es un gran incentivo para esta subasta", asegura Arturo Carranza, especialista en políticas públicas del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) de México.

Pese al renovado optimismo por parte del Ejecutivo de Enrique Peña Nieto y de los analistas, llegar a la penúltima fase del proceso no implica que las 19 empresas vayan a presentar una oferta, tal y como ha sucedido en anteriores ocasiones. Por ejemplo, Chevron se interesó por la primera y la segunda fase de la Ronda Uno (aguas someras) y nunca llegó a pujar. Igual que ExxonMobil, que sólo compró los datos de la primera ronda, que se quedó prácticamente desierta, y ahora ha mostrado interés. Por su parte, BP es la primera vez que se presenta directamente. En la fase uno y dos fue a través de Pan American Energy, de la que tiene el 60 por ciento. En la primera puja no presentó oferta y en la segunda se llevó un pozo.

En cuanto a las empresas españolas, Cepsa se ha bajado de la Ronda Uno, después de mostrar interés en las subastas de aguas someras. Fuentes de la compañía consultadas por este diario han asegurado que no han comprado el acceso a los datos de la cuarta licitación y que no quieren participar. En esta línea se encuentra Repsol, que no va a pujar por los pozos de aguas profundas y que no ha mostrado ningún interés en el proceso tras la complicada relación que mantuvo con Pemex como su accionista.

La mala experiencia de la primera fase de la subasta de los campos de exploración y explotación y la caída en picado de los precios del crudo llevaron al gobierno azteca a modificar las condiciones de los contratos, rebajando la parte se que cobrarían (las regalías), y a retrasar entre tres y cuatro meses la licitación de los pozos de aguas profundas, la niña bonita de la privatización por su potencial y fuerte inversión. La medida se tomó en un momento en el que el crudo rozaba los 20 dólares por barri,l con el objetivo de esperar a que repuntara, tal y como ha sucedido.

Y es que, según explicó el pasado mes de diciembre el director de Exploración y Producción petrolera de Pemex, José Antonio Escalera Alcocer, los costes del desarrollo de los campos de aguas profundas descubiertos por la empresa productiva mexicana están sobre los 35 dólares por barril. Así, con un crudo cerca de los 20 dólares a principios de año, la licitación no era atractiva. Ahora, la mezcla mexicana está en los 40,4 dólares (registra un alza del 48 por ciento desde principios de años), por lo que el proyecto empieza a ser rentable para las empresas, que deberán invertir unos 5.000 millones de dólares en el desarrollo de la zona. El éxito final se fía a que el petróleo mantenga un alza sostenido que lo lleve a los 50 dólares en 2017, instaurando así la nueva normalidad de precios bajos en el mundo del crudo.

En concreto, se espera que en los próximos dos años, el petróleo de Texas y el del mar del Norte, o Brent, se moverán en un rango de los 35 a los 60 dólares. Para la mezcla mexicana esto implicará un mínimo de 30 dólares y un máximo de 55 dólares, cifra que coincide con las expectativas del Gobierno de México para los próximos años.

Fase quinta, sin fecha

Como ya se ha comentado, estos nuevos niveles de precios para el crudo mexicano darán impulso a la licitación de los campos de aguas profundas, pero complicará los proyectos en yacimientos no convencionales, como los ubicados en Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León. Con precios menores a los 55 dólares, las cuentas no salen en México para los interesados en el shale. Los productores de Texas, que trabajan en una región idéntica, han bajado los costos hasta los 40 dólares.

Así, todavía no hay fecha para la licitación de la fase quinta de la Ronda Uno, que estaba prevista que se celebrara este año. En esta línea, todavía no se sabe cuándo se van a volver a subastar los pozos de aguas someras que quedaron desiertos y que, según la Secretaria de Energía, se convocaría una Ronda Dos para la repesca. De la Ronda Uno, todavía quedan dos incógnitas que resolver: con qué empresas se aliará Pemex para pujar por aguas profundas y quién se quedará con los pozos de la fase tres que han sido abandonado por seis de las empresas adjudicadas.

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