
En la última reunión del consorcio que construye la línea de alta velocidad entre Medina y La Meca, celebrada hace dos semanas, el consejo de administración acordó poner en marcha "un plan para conseguir que antes del verano estemos rodando el tren a máxima velocidad", según señalan a elEconomista fuentes internas.
Las empresas se comprometieron a tener terminados entonces los centros de control de operaciones (OCC y BOCC) que son necesarios para realizar las citadas pruebas. "Acordamos cómo podíamos acelerar las dos infraestructuras y llegamos a acuerdos sobre los plazos y la financiación", explican.
El acuerdo implica a todos los miembros del consorcio. "Para poder operar el tren se tiene que haber testado muchas veces", abundan las mismas fuentes, que subrayan igualmente la importancia de hacerlo en las situaciones más extremas, que tienen lugar en verano.
El objetivo último, como informó este diario, es satisfacer la petición de las autoridades árabes para que a lo largo del verano el Rey de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz, pueda probar in situ y con todas las garantías de seguridad algún tramo de la infraestructura.
Hasta febrero, Copasa y OHL, las constructoras encargadas de ejecutar la vía, ya habían culminado el 72,2 por ciento de los trabajos. Están a la espera de recibir de un consorcio chino-saudí los últimos kilómetros de la plataforma. El compromiso es tenerlo en junio. De cumplirse este plazo, las compañías prevén finalizar las obras el próximo mes de octubre.
El consorcio negocia en este momento con las autoridades de Arabia Saudí el reconocimiento de un nuevo plazo de entrega (de 14 meses adicionales), de forma que la línea de alta velocidad esté operativa en el primer trimestre de 2018.