
No hay dudas sobre la intensidad del cambio climático, que lejos de ser una cuestión polémica es ya motivo de consenso en la práctica totalidad de la comunidad científica. Los humanos tenemos que dejar de emitir carbono a la atmósfera, y cuanto antes lo hagamos será mejor. El problema es que esa transición parece interminable y hay dudas incluso de si nuestras economías podrían vivir sin el carbón y el petróleo. Un estudio científico, sin embargo, asegura que podríamos deshacernos de todos los combustibles fósiles en 10 años... si quisiéramos.
Benjamin Sovacool, de la Universidad de Sussex (Reino Unido), defiende que una década es todo lo que necesitaría la humanidad para prescindir del carbono, y defiende que la transición de modelo energético a uno basado sólo en fuentes renovables (y, en su caso, también en la energía nuclear) no es tan imposible como algunos piensan.
Para ello pone ejemplos históricos de cómo en numerosos lugares se han implementado medidas que han cambiado radicalmente el mix de generación. Tomando como ejemplo la provincia de Ontario, en Canadá, donde se dejó de usar el carbón en solo 11 años, el autor del estudio defiende que la transición rápida es posible. Otro ejemplo: en sólo 12 años Francia pasó de no producir apenas energía nuclear, a generar 4 de cada 10 vatios a partir de la fisión de átomos.
Sovacool resalta además que ahora tenemos una ventaja adicional para acelerar esas transiciones: tenemos mucha prisa. Claro que el modelo que el investigador propone es diametralmente opuesto a lo que el libre mercado planea. En su lugar, el científico señala que es necesaria una intervención decisiva de los Gobiernos que, además, tiene que ser concertada a nivel internacional (y esa es la principal pega).
En caso contrario, recuerda Sovacool, la humanidad podría tardar varios siglos en retirar el carbón, el petróleo y el gas natural de su mix energético. Es precisamente lo que ha ocurrido durante el siglo XX y comienzos del XXI con el despliegue de las redes de suministro eléctrico: si las necesidades de la iniciativa privada son distintas a las del planeta, éste no puede permitirse esperar sentado.