Empresas y finanzas

La falta de inversión en las fábricas de cloro pone en peligro 1.300 empleos

  • Seis plantas españolas deberán cerrar en un año si no se modernizan
Fábrica de cloro en Palos de la Frontera. Foto: eE.

La amenaza de cierre que pesa sobre seis de las nueve fábricas de producción de cloro existentes en nuestro país tiene en vilo a 1.300 trabajadores de este sector. El 11 de diciembre de 2017 entra en vigor una normativa de la Unión Europea que obliga a cerrar por motivos medioambientales aquellas fábricas que no hayan cambiado la tecnología de producción de este elemento a una más limpia.

A día de hoy, ninguna de estas seis fábricas, situadas en Pontevedra, Martorell, dos en Tarragona, Torrelavega y Palos de la Frontera, ha anunciado ningún plan definitivo para acometer dicha inversión, que en su conjunto -según los cálculos realizados por elEconomista- podría alcanzar los 700 millones de euros.

Ante esta situación, el sindicato CCOO de Industria acaba de reclamar al Gobierno que se amplíe el plazo a aquellas empresas que se comprometan a dar este paso. "De no ser así, abandonarán la actividad y sumarán sus instalaciones al desierto industrial en el que se ha convertido el país", asegura el sindicato.

CCOO de Industria reclama además al Gobierno que realice "un seguimiento de la migración a membrana en términos homogéneos en toda la Unión Europea y que permita una moratoria de los plazos establecidos cuando exista un compromiso real de las empresas afectadas de realizar las inversiones para la transformación hacia el nuevo modelo productivo".

También propone al Ministerio de Industria revisar los costes de la electricidad en las industrias electrointensivas como las del cloro, "porque son un aspecto fundamental de su competitividad y hacer un seguimiento de esta transición junto a la patronal europea del sector", afirman. Hay que recordar que las otras tres plantas de cloro situadas en España, las de Química del Cinca en Monzón, Ercros en Sabiñánigo y Electroquímica de Hernani en la localidad guipuzcoana, así como el 30% de la fábrica de Ercros en Vilaseca, sí han llevado a cabo en los últimos años esta transformación, que consiste en modificar la tecnología de mercurio actual -más contaminante- por la denominada de membrana -que cumple la normativa ambiental europea-.

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