
El entramado societario de Rodrigo Rato, a través del que presuntamente blanqueó dinero, intentó mantener su sistema con contratos en otras empresas y proyectos tras la salida del exvicepresidente del Gobierno de Bankia.
Según reza en el sumario del caso Rato, el testaferro y administrador de las empresas, Miguel Ángel Montero, intentó introducir una empresa del comisionista Alberto Portuondo, Cosepro, en el Santander y La Caixa. La intención era que esta compañía y Cor Corporación, propiedad del exbanquero, elaborara trabajos publicitarios, de marketing o comerciales en ambas compañías.
Elevar el volumen de ingresos
El documento judicial, al que ha tenido acceso elEconomista, incorpora declaraciones, correos electrónicos y planes en los que se demuestra que la trama pretendía elevar el volumen de su ingresos. También intentaron participar en otra serie de operaciones, a través de éstas y otras empresas, como la desinversión del Hotel Hesperia de Castellana, un plan de fidelización de clientes del Sabadell y la venta de cobre, entre otras.
En algunos casos, incluso, llegaron a requerir de la ayuda de una de las excolaboradoras de Portuondo, Beatriz Colomer, quien llegó estar presente en algunas reuniones para vender distintos proyectos.
Rato abandonó en mayo de 2012 Bankia, tras la nacionalización. En esa fecha el conseguidor también dejó de trabajar para la entidad, de la que era asesor de comunicación. Desde 2010, Portuondo llegó a embolsarse 2,2 millones de euros por conseguir contratos de publicidad con Publicis y Zenith, valorados en 47 millones. Poco después, el comisionista transfirió 845.000 euros a Kradonara, firma de Rato. Ésta, a su vez, trasvasó estos fondos a la firma alemana Bagerpleta, también del exvicepresidente del Gobierno.
Reuniones
La trama, tras su salida de Bankia, se puso manos a la obra para recabar ingresos. Así, a finales de 2012 consiguen reunirse con directivos del Santander para exponerles algunas iniciativas. Una de ellas está valorada en casi medio millón de euros. Se trata de una campaña de navidad para premiar a los mejores accionistas del Santander.
Un correo electrónico enviado por un empleado de Cosepro, Antonio Pantoja, a Portuondo, propone regalar una caja de vino a los 15.000 mejores accionistas del banco cántabro, además de sortear 45.000 televisores de última generación para el resto. De la elaboración de este proyecto, que varía con el tiempo, está en todo momento al tanto Miguel Ángel Montero, según varios correos remitidos a éste por parte de Portuondo y sus colaboradores.
Para el Santander también diseñaron una guía para que la entidad pudiera vender 16.000 pisos a los clientes de banca privada, además de otras serie de planes.
Los gestores del entramado lograron varias reuniones con responsables de la entidad, gracias sobre todo a las gestiones realizadas por Montero, administrador de las empresas de Rato. Fuentes del banco sostienen que estos proyectos nunca salieron adelante.
En el caso de La Caixa, llegaron a proponer un boceto para que fidelizara a sus clientes, logrando una cita con directivos del área de Banca Privada. Según el sumario judicial, Montero elaboró diferentes trabajos, que se presentaron a la entidad catalana.
Antes de su entrada en Bankia, Rato llegó a los consejos internacionales del Santander y La Caixa. Tras su marcha del grupo nacionalizado volvió a ser fichado por el banco cántabro y por la plataforma inmobiliaria de la entidad catalana. Dejó ambos cargos tras el estallido del escándalo de las tarjetas black. En la lista de intentos para colocar proyectos por parte del entramado societario uno que fue presentado al Sabadell. Consistía también en un plan de fidelización de clientes.
Algunas otras operaciones en las que la trama quiso participar para lograr ingresos tras la finalización de los contratos con Bankia son muy llamativas. Destaca así la venta de cobre a firmas españolas, la búsqueda de inversores para la adquisición de aceite de girasol con destino a Ámsterdam o para la compra de coltán procedente de Venezuela y Colombia.
También intentaron y realizaron gestiones para que una Universidad de Estados Unidos se instalara en Alcobendas. La idea era encontrar unos terrenos en esta localidad madrileña para poner en marcha la construcción de las instalaciones, con una capacidad para más de 2.000 alumnos. Las gestiones surtieron algunos frutos, ya que el Ayuntamiento de Alcobendas estuvo dispuesto a ofrecer suelo al lado de las sedes corporativas de BBVA y Telefónica, en el complejo empresarial de Las Tablas.