
El denominado G-7, que integran Banco Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Popular, Sabadell y Crédit Agricole, tratará de sumar al resto de bancos acreedores de Abengoa, o al menos a los principales, al acuerdo que pretenden cerrar con los bonistas para acometer la reestructuración del grupo andaluz y evitar que sucumba al concurso de acreedores.
Según las fuentes financieras consultadas, la intención del G-7 es conseguir la adhesión de una parte significativa de las entidades financieras antes incluso de entregar el plan que elaborará KPMG, el asesor financiero, con la colaboración de Houlihan Lokey, representante de los bonista.
Abengoa explicó a los acreedores el plan financiero que han elaborado Lazard y Álvarez & Marsal el martes por la tarde. Lo hizo sin mediar documento para evitar filtraciones por escrito y tratar de que a partir de ahora la negociación sea lo más confidencial posible. Una semana antes, el grupo andaluz había entregado el plan industrial.
De este modo, ayer, miércoles, se dio el pistoletazo de salida para alcanzar una "solución global" que encuentre el consenso de todos los implicados y poder presentárselo al juez con el 28 de marzo como fecha límite -ese día finaliza el plazo legal de cuatro meses del preconcurso-.
Los acreedores pretenden tener listo dicho plan de reestructuración a finales de febrero. Pretenden igualmente desarrollarlo en consonancia con Abengoa. En este sentido, la empresa mantendrá una nueva reunión con los asesores la próxima semana, según las fuentes consultadas. Y, además, cuando se lo presenten a la ingeniería sevillana, quieren tener entonces el suficiente respaldo para sacarlo adelante.
Para que el juez lo acepte, el plan tiene que tener el voto favorable de al menos tres quintas partes (el 60%) de la deuda, según la ley concursal. Ahora bien, en el caso de los créditos sindicados, el apoyo debe alcanzar como mínimo el 75 por ciento del pasivo afectado.
Abengoa contaba en septiembre pasado con un pasivo cercano a los 25.000 millones, mientras que el endeudamiento corporativo ascendía a 8.902 millones, que no incluye la financiación de proyectos o a proveedores. De la deuda corporativa, destaca un préstamo sindicado que la ingeniería firmó en octubre de 2014 por 1.400 millones con Santander, HSBC, Société Générale, Bank of América, Bankia, Caixabank, Citi, Credit Agricole, Natixis, Popular y Sabadell.
El G-7 tiene alrededor de 3.500 millones, mientras que los bonistas suman unos 3.800 millones, según fuentes financieras. Ahora bien, de estos últimos, los representados por Houlihan Lokey (fondos y gestoras como Blackrock, Eton Park, D. E. Shaw, Centerbridge, Elliot, Invesco y Värde Partners) abarcan unos 1.500 millones. Estos fondos son los más interesados en participar en la reestructuración e, incluso, en el futuro capital del grupo sevillano. Otra parte importante de aquellos bonistas con menos de 100 millones está asesorada por Talbot Hughes McKillop (THM).
Por tanto, el G-7 y los bonistas principales suman unos 5.000 millones de la deuda corporativa. Necesitarán el respaldo al plan de viabilidad de más acreedores. En esta línea, los bancos pretenden implicar este mismo mes de febrero a otras entidades como la sueca EKN, Société Générale, Bank of America, Natixis o Citi, entre otras.