
Justo en la semana en que el barril de petróleo tocaba nuevos mínimos no vistos por el mercado desde 2003, vapuleando a la renta variable de todo el mundo, las últimas vacas sagradas de la banca americana se confesaron ante sus inversores. Si Wells Fargo ya pecó días antes al reconocer que su exposición al sector energético asciende hasta los 17.000 millones de dólares, el mayor de los titanes bancarios a este lado del Atlántico, Bank of America Merrill Lynch o Morgan Stanley también revelaban el impacto que la debacle del crudo ha generado en sus portafolios. Con una exposición aproximada de entre el 1% y el 6% a los préstamos tóxicos del sector energético, la gran banca de EEUU ya ha comenzado a realizar provisiones ante las pérdidas del contexto actual.
Lejos de repetir descalabros como el ocurrido en 2008, las grandes entidades se encuentran lo suficientemente preparadas como para enfrentarse a una oleada de impagos por parte de las petroleras y gasistas que no lograrán subsistir. Según datos del bufete Haynes and Boone, con sede en Houston, el año pasado un total de 42 compañías petroleras norteamericanas se cobijaron bajo las leyes de bancarrota del país. Standard & Poor?s avisaba hace unos días de que el 50% de los bonos basura del sector energético estaban en riesgo de impago.
"El riesgo para la gran banca no está en su balance sino en sus beneficios", explica a elEconomista Fred Cannon, director global de análisis de Keefe, Bruyette & Woods (KBW), en Nueva York. "Hemos comenzado el año con la expectativa de que las entidades bancarias van a registrar un incremento en sus beneficios derivado de la normalización de los tipos de interés y, sin embargo, ese efecto se ha visto neutralizado por un mayor coste del crédito, especialmente el relacionado con el sector energético", añade.
No es para menos. Wells Fargo, considerado uno de los bancos más cautos, avisó en su conferencia con analistas que ya ha reservado 1.200 millones de dólares en reservas para poder costear posibles pérdidas ante el "continuado deterioro del sector energético". Por su parte, JP Morgan dejaba de lado aproximadamente 124 millones para cubrir pérdidas potenciales en sus préstamos energéticos. Aún así avisó de que esta cifra podría llegar a alcanzar los 750 millones de dólares si el crudo permanece por debajo de los 30 dólares durante los próximos 18 meses.
"A medida que las proyecciones se deterioran, esperamos incrementar adicionalmente nuestras reservas a lo largo de 2016", estimó Marianne Lake, directora financiera del banco capitaneado por Jamie Dimon. Bank of America advertía de que el crudo a 30 dólares durante nueve trimestres consecutivos concluiría en una pérdida de 700 millones y avisaba de un aprovisionamiento que podría alcanzar los 900 millones de dólares.
En el caso de Citigroup, la entidad ya ha reservado cerca de 300 millones de dólares para enfrentar posibles pérdidas en sus créditos a energéticas dado que "los precios del crudo permanecerán a la baja durante un largo periodo de tiempo". Si el barril permanece en los 30 dólares, Citi enfrentará pérdidas de hasta 600 millones de dólares durante la primera mitad de 2016. En el caso de que el crudo caiga hasta los 25 dólares el barril y se estanque en dichos niveles durante un periodo indefinido, las pérdidas podrían duplicarse hasta los 1.200 millones de dólares.
Cifras que impactarán en la línea de beneficios de entidades que se han visto "severamente presionadas por las nuevas imposiciones de capital", señala Cannon, quien indica que muchos bancos regionales está sacando una tremenda ventaja en términos de crecimiento a los Goliat del sistema bancario de Estados Unidos.
"La ruptura de los grandes bancos está ocurriendo de forma muy lenta", señala mientras saca los colores a Citigroup. "Sus acciones han cotizado por debajo del valor tangible de sus libros durante cinco años, todavía seguimos buscando referencias históricas de bancos que hayan sobrevivido a estos niveles durante tanto tiempo".
Su jefe, Thomas Michaud, consejero delegado de KBW, reconoce que Citigroup se ha convertido en un "valor trampa" y considera que "será difícil que la entidad pueda generar una cantidad aceptable de retornos para sus accionistas, enfrentando las exigencias de capital a niveles actuales". Tanto Michaud como Cannon coinciden en apuntar que los vaivenes del petróleo generarán víctimas colaterales dentro de la banca regional, donde entidades como MidSouth Bancorp en Louisiana, cuentan con casi todo su capital expuesto al sector energético.
Sin embargo, el capitán de KBW considera que lo que él y su equipo definen como "challenger banks", concepto tomado prestado de Reino Unido, se postulan como el verdadero potencial de crecimiento y un sabroso bocado para los inversores. Estas entidades, un total de 25, que cuentan entre 5.000 y 50.000 millones de dólares en activos, carecen de las presiones regulatorias de la gran banca.
"Los dividimos en dos categorías, aquellos que utilizan de forma excepcional el modelo de banco regional y los que utilizan algún tipo de tecnología que añade valor", especifica Michaud, al mencionar Signature Bank, Silicon Valley Bank o First Republic Bank. "Éste último ha contado con un ritmo de crecimiento asombroso durante la última década otros como Bank of the Internet, en California, ha sabido aprovechar su presencia exclusivamente online", matiza Cannon.