
Teresa Arellano, la secretaria de Rodrigo Rato, rompe relaciones con el exvicepresidente del Gobierno. Según ha aparecido publicado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme), Arellano ha cesado como apoderada en las últimas semanas de Explotaciones Carabaña, Rodanmán Gestión y Arada, tres de las sociedades de Rato; dejando además el mismo puesto en Cor Comunicación, una empresa controlada por Miguel Ángel Montero Quevedo, considerado uno de los testaferros del antiguo político del Partido Popular.
Tanto Montero Quevedo como Arellano declararon el pasado mes de octubre ante el juez de Instrucción número 31 de Madrid, Antonio Serrano-Arnal, que les dejó en libertad, aunque estableciendo la obligación de comparecencias mensuales. Ambos están acusados de cinco delitos fiscales, uno de blanqueo de capitales y otro de corrupción entre particulares, por los que también está imputado Rodrigo Rato.
Arellano ha optado por abandonar sus puestos en las empresas de Rato no sólo para romper con cualquier tipo de vinculación, sino también para centrarse a partir de ahora en su defensa.
La decisión del juez
Tal y como informó elEconomista el pasado lunes, el juez Serrano-Arnal decidirá el próximo 11 de diciembre, a tan sólo nueve días de las elecciones generales, si levanta la parte de la trama aún secreta del caso Rato. De momento, el Supremo ha acordado dejar el caso en los Juzgados de Madrid, como pidió la Fiscalía del Supremo.
El exvicepresidente del Gobierno permanece imputado en el caso que investiga su patrimonio personal por tres delitos: blanqueo de capitales en el extranjero, fraude fiscal y corrupción entre particulares. La pieza que permanece bajo custodia judicial es la relativa al posible delito de blanqueo.
Los informes de la Oficinal Nacional de la Investigación del Fraude (ONIF) revelaron que Rato pudo desviar hasta 1,6 millones a su empresa alemana Bagerpleta. Además, parte del dinero remitido al país germano procedía de firmas s con sede en Reino Unido, Gibraltar, Luxemburgo, Panamá y Bahamas.