
Las denominadas puertas giratorias, que describen cómo algunos políticos dejan sus responsabilidades públicas para ser contratados por empresas privadas son, en ocasiones, excesivas. Una buena muestra es lo que ocurre en la filial de OHL en México, en cuyo consejo de administración figuran hasta cuatro antiguos altos cargos de la Administración mexicana.
Sin ir más lejos, su presidente, José Andrés de Oteyza, fue secretario del Patrimonio y Fomento Industrial del Gobierno federal y también embajador en Canadá. Oteyza es uno los directivos de OHL que participó en las conversaciones telefónicas grabadas en las que se revelan presuntas irregularidades en la contratación del Viaducto Elevado del Bicentenario. Suyas fueron, de hecho, las palabras más elocuentes, cuando en conversación con Pablo Wallentine, el representante de la constructora que ya ha cesado, descubre abiertamente cómo el grupo estaría incurriendo "en fraude de ley".
Oteyza ocupó cargos públicos hace ya varias décadas (entre 1976 y 1987), bajo gobiernos del Partido Revolucionario Industrial (PRI), pero se le atribuyen igualmente excelentes relaciones con la clase política. El PRI recuperó la residencia Los Pinos a finales de 2012 de la mano de Enrique Peña Nieto. La relación del presidente con OHL viene de antaño. No en vano, fue él mismo quien, como gobernador del Estado de México, concedió a la filial del grupo que preside Juan Miguel Villar el polémico Bicentenario, uno de los proyectos más importantes de la compañía en el país.
Tras su llegada al poder, Peña Nieto eligió para dirigir la petrolera paraestatal Pemex a Emilio Lozoya, quien hasta aquel momento ocupaba una silla en el consejo de OHL México. Hasta aquel momento, la empresa no había ganado ningún contrato con Pemex. En los dos últimos años, suma proyectos por valor de 41.594 millones de pesos (unos 2.450 millones de euros).
La vinculación entre OHL y Pemex se extiende a otros dos consejeros actuales de la filial mexicana del grupo español. Se trata de Jesús Reyes-Heroles, director de la petrolera entre 2006 y 2009 -cargo que también ocupó su padre en los 60-, y quien antes fue embajador de México en Estados y secretario de Energía entre 1995 y 1997 bajo el auspicio del presidente Ernesto Zedillo (PRI). Carlos Ruiz Sacristán, por su parte, dirigió Pemex en 1994, antes de pasar a ocupar la secretaría de Comunicaciones y Transportes de México (el equivalente a ministro de Fomento ), hasta el año 2000, y también con Zedillo en el poder. Ruiz Sacristán, prominente hombre de negocios, también ha desempeñado diversos cargos en la Secretaría de Hacienda y en el Banco de México.
El cuarto hombre que pasó por la política mexicana y ocupa asiento en el consejo y es además director general de OHL México es Sergio Hidalgo Monroy, quien fue el máximo responsable del Instituto para la Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), entre otros cargos.
Cuatro expolíticos en un consejo de 11 miembros, uno de ellos el presidente Oteyza, quien, en el contexto de las grabaciones divulgadas, aseguró que es una práctica habitual que las empresas inviten a políticos por "cortesía". Así justificó cómo el citado Wallentin invitó al secretario de Comunicaciones del Estado de México, Apolinar Mena, a disfrutar de las últimas vacaciones de Navidad en el complejo hotelero Mayakoba, en Playa del Carmen, según se desprende de varias conversaciones telefónicas. Mena, sin embargo, desmintió que hubiera aceptado la invitación.
Hasta la fecha, sólo ha caído Wallentin. El resto, Oteyza y Mena incluidos, mantienen sus puestos. Tanto el Gobierno mexicano como el grupo de Villar Mir están investigando todo lo ocurrido en relación a un escándalo que ha hundido la cotización de OHL México y ha colocado en una difícil situación a la compañía en el país, que mira con recelo las vinculaciones políticas de una empresa que, al fin y al cabo, está mandada por dos hombres que pasaron por la vida pública española, como el presidente Villar Mir o el consejero delegado Josep Piqué.