Empresas y finanzas

El futuro de Versace, en el aire: los 'números rojos' regresan a la firma de moda

  • Donatella Versace ha recuperado el control de la compañía
Donatella Versace.

La muerte de su fundador y motor de su negocio dejó en Versace una herida que sus sucesores no parecen poder curar. Tras una modesta recuperación de sus finanzas en 2008, los cambios en su cúpula directiva y el retorno de Donatella, la hermana del diseñador, a los mandos no hacen presagiar nada bueno.

Los cimientos de la firma de la Medusa vuelven a temblar. Para este año, la compañía de lujo espera registrar unas pérdidas operativas de 30 millones de euros y una caída en las ventas del 19%, hasta los 273 millones de euros. Un paso atrás para una compañía que había conseguido auparse de nuevo en los resultados positivos en 2008 con un beneficio de 9 millones de euros.

La solución, por ahora, pasa por una reestructuración que implica 360 despidos, el 26% de su plantilla mundial, y un recorte en sus inversiones que incluye su reciente salida de Japón. Además, han lanzado líneas de ropa y complementos a precios más bajos y han probado otros segmentos como el diseño de teléfonos móviles.

"El objetivo de la reestructuración es estabilizar la compañía para mantener la independencia y tener las condiciones básicas para crear un futuro en la compañía", indicaba recientemente su nuevo consejero delegado, Gian Giacomo Ferraris, en unas declaraciones recogidas por Bloomberg.

Futuro en el aire

Y es que la cuestión de la independencia de Versace y, yendo incluso más a allá, la de su futuro, está en el aire.

Allegra Versace Beck, sobrina del difunto diseñador y propietaria del 50% de la firma, ha manifestado que no quiere hacerse cargo de la compañía que heredó cuando tenía sólo once años. Sin embargo, tampoco ha dejado si piensa desprenderse de su participación.

Mientras es su madre, Donatella Versace, la que se encarga de todo. La hermana de Gianni, que ostenta un 20% de la casa de moda, está ya recuperada ya de su adicción a las drogas y ha vuelto a ponerse al mando, como recoge el diario estadounidense The Wall Street Journal.

Tras un mal arranque de año, Donatella decidió a mediados de 2009 cambiar de rumbo y reemplazó a Giancarlo di Risio como consejero delegado. Di Risio, que llevaba cinco años en el puesto a sugerencia de los bancos acreedores, fue sustituido por Ferraris. Según las fuentes citadas por el diario, las directrices de la familia fueron claras: Ferraris recibiría las órdenes, no las daría.

Independencia o venta

Pero el regreso de la hermanísima del diseñador no ofrece grandes garantías, no solo por la remodelación de la cúpula, sino también por haber recuperado el estilo ostentoso que caracterizó sus inicios en la firma. Cabe recordar que bajo la tutela de Donatella, la compañía estuvo al borde de la quiebra en 2004.

En este contexto, Versace se enfrenta en desventaja a la crisis del lujo. Las empresas familiares en problemas son un plato apetitoso para los grandes grupos como LVMH y PPR, que han soportado mejor las condiciones adversas y que ahora se aprovechan de la recuperación de la industria.

De hecho, algunos expertos prevén que las casas más pequeñas e independientes acaben siendo compradas por éstos, lo que para Versace podría significar recuperar parte de su pasado esplendor.

Ferraris se ha encargado de reiterar la intención de la firma italiana de mantenerse independiente y reflotar el negocio, pero Allegra, con su 50% del capital, guara la llave del futuro de la compañía.

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