Empresas y finanzas

La fiebre del "oro verde" se propaga por América Latina

Fernando Muñoz

Bogotá, 6 mar (EFECOM).- La fiebre de los biocombustibles, el "oro verde", ha encontrado tierra fértil en Latinoamérica liderada por Brasil, con una producción anual de 18.000 millones de litros de etanol extraído de la caña de azúcar.

El etanol, producido con biomasa de la caña o el maíz, y el biodiesel, que se deriva de aceites vegetales obtenidos de la soja y la palma, entre otros, son las principales energías alternativas al cada vez más escaso y costoso petróleo.

La importancia que tiene la producción del etanol y el biodiesel en Suramérica, Centroamérica y el Caribe, grandes productores de caña de azúcar, maíz y otras materias primas vegetales, hizo que el presidente de EEUU, George W. Bush, definiera los biocombustibles como un tema clave en la visita que comenzará esta semana a cinco países de la región.

La primera estación de Bush en Latinoamérica será precisamente Brasil, el mayor productor mundial de etanol, donde tiene previsto firmar un acuerdo para el desarrollo de tecnologías para la producción de biocarburantes.

Ese acuerdo pretende fortalecer la cooperación entre los dos países para que Brasil aumente los cultivos de caña de los actuales 5,6 millones de hectáreas a 30 millones de hectáreas, y elevar así la producción de etanol hasta los 35.400 millones de litros en 2012.

Los estadounidenses aspiran a reducir así su dependencia de las importaciones de crudo de Venezuela, país que por estar sobre un "mar de petróleo", con las mayores reservas después de Oriente Medio, no está interesado en la producción de biocombustibles.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, ha criticado iniciativas para la producción de etanol a partir del maíz porque considera que perjudicaría los cultivos destinados a la alimentación.

Ese rechazo lo han expresado también diversas organizaciones sociales latinoamericanas que temen que la expansión de cultivos para los biocombustibles perjudique a los pequeños campesinos, razón por la cual emitieron un manifiesto titulado "Tanques llenos a costa de barrigas vacías".

Ese problema se notó hace un par de meses en México, donde el encarecimiento de los precios del maíz por la incipiente producción de etanol aumentó el coste de las tortillas y estuvo a punto de generar conflictos en un país que tiene en ese alimento uno de los pilares de su dieta alimenticia.

Además de Brasil y México, Bush también estará en Colombia para respaldar la gestión de su principal aliado en la región, el presidente Álvaro Uribe, y donde escuchará propuestas para que apoye los cultivos de caña destinados a la producción de etanol.

Colombia produce anualmente unos 300 millones de litros de etanol de la caña de azúcar y espera extraer a partir de 2008 unas 645.000 toneladas anuales de biodiesel de la palma africana.

Argentina, uno de los mayores productores de soja, también tiene adelantada la producción de biocarburantes y aspira a obtener un mínimo de 800.000 toneladas al año, para lo cual comenzó estudios sobre la producción de biocombustibles a partir de algas marinas.

La iniciativa brasileña y argentina entusiasmó al vecino Paraguay, que pretende procesar alrededor de 100.000 litros diarios de biodiesel en los próximos años a partir de la semilla de ricino.

De la misma manera, Chile, Bolivia, Ecuador y Uruguay tienen proyectos para montar plantas productoras de etanol y biodiesel.

América Central y el Caribe también ha mostrado interés en ampliar los cultivos de caña de azúcar para incrementar la producción de etanol y aprovechar los acuerdos comerciales con EEUU para abastecer a ese mercado de biocombustibles.

Panamá, Nicaragua, Guatemala y Honduras tiene los proyectos más adelantados en esa región para generar combustibles alternativos, especialmente enfocados en cultivos de caña y de palma.

El "boom" de los biocombustibles como alternativa al uso de combustibles fósiles es visto como una de las principales fuentes de riqueza de Latinoamérica y como una buena estrategia para reducir el calentamiento global.

Sin embargo, especialistas han alertado sobre los problemas ambientales que puede generar la fiebre de los biocombustibles, especialmente por la destrucción de selvas y bosques para aumentar las superficies cultivables, el éxodo rural, la degradación de la tierra y la sustitución de los cultivos alimenticios. EFECOM

fer/joc/va/pam

(con fotografías e infografía)

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