Zúrich, 18 ene (EFECOM).- El segundo hombre más rico de Suiza, Thomas Schmidheiny, declaró hoy como acusado en el juicio por la debacle de la aerolínea de bandera helvética, Swissair, después de que todos sus predecesores se negaran a testificar en el mayor proceso penal de la historia del país alpino.
En su declaración durante la tercera sesión de juicio oral, Schmidheiny, ex miembro del consejo de administración de la matriz de la aerolínea, defendió las decisiones adoptadas por ese órgano y aseguró que "nada hacía prever el fatal resultado".
Según apuntó el también máximo accionista de la mayor cementera del mundo, Holcim, la estrategia adoptada por el consejo fue la de "actuar como un cazador", por lo que lanzó importantes ofertas de compras de otras aerolíneas, como Alitalia, Turkish Airlines o China Eastern, aunque éstas fueron rechazadas.
Con ello, se pretendía reforzar la posición en el mercado de una aerolínea que quedó aislada por la no incorporación de Suiza al Espacio Aéreo Europeo y que se vio muy debilitada por el encarecimiento del queroseno en la década de los noventa.
El golpe mortal lo asestaron, según sus ex dirigentes, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, que provocaron una crisis mundial en el sector aéreo y que tuvieron lugar un mes antes de que se decidiera la suspensión de los vuelos de la aerolínea.
Hasta el momento, otros cinco de los diecinueve acusados han sido ya llamados a declarar, pero todos ellos se han negado a hacerlo.
En los próximos días se llamará, entre otros, a los ex presidentes de Swissair Mario Corti y Philippe Bruggisser, el de Crédit Suisse Lukas Mühlemann, el de la polaca LOT, Jan Litwinski y el ex ministro suizo Vreni Spoerry.
El proceso, que se desarrolla en la ciudad de Bülach (cercana a Zúrich), ha empezado después de que la Fiscalía haya necesitado cuatro años y medio de investigaciones para presentar la primera denuncia, en la primavera de 2006.
Considerada una de las compañías más sólidas y de calidad del mundo, con 71 años de historia, la imagen de sus aviones en tierra el 2 de octubre de 2001 dio la vuelta al mundo y llegó a herir el orgullo nacional helvético, que tenía en la aerolínea su mejor embajadora en el extranjero.
La decisión de suspender los vuelos ante la incapacidad de Swissair para responder a sus deudas costó al Estado helvético 3.000 millones de euros y guarda tantas semejanzas con el reciente caso de Air Madrid que la prensa helvética ha bautizado ese caso como "la Swissair española". EFECOM
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