Zúrich, 16 ene (EFECOM).- El juicio por la quiebra de Swissair comenzó hoy con la comparecencia de dos de los 19 altos cargos acusados del hundimiento financiero de la aerolínea helvética y del mayor escándalo económico en la historia del país alpino.
El proceso, que se desarrolla en la ciudad de Bülach (cercana a Zúrich), ha empezado después de que la Fiscalía haya necesitado cuatro años y medio de investigaciones para presentar la primera denuncia, en la primavera de 2006.
Para ello se interrogó a 130 personas, se efectuaron una veintena de registros y se requisaron documentos suficientes para ocupar 4.150 archivadores.
El primer acusado en comparecer hoy fue Gerhard Fischer, ex miembro del Consejo de Administración de SAirGroup (matriz de Swissair), antiguo director de la compañía postal suiza y actual presidente del Consejo del grupo de transporte y logística Panalpina.
Con 74 años, Fischer se declaró inocente y se negó a prestar declaración, alegando que el sumario del caso es "muy complejo", que las acusaciones en su contra son "malintencionadas" y que los verdaderos responsables de la desaparición de Swissair fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
No obstante, el presidente del Tribunal, Andreas Fischer, le planteó preguntas relativas a los fondos que SAirGroup reservó con el supuesto objetivo de aumentar su participación en Sabena, cuando la aerolínea belga estaba en proceso de saneamiento.
El segundo acusado llamado a declarar fue Bénédict Hentsch, también ex miembro del Consejo de Administración de SAirGroup y dedicado ahora al negocio de la banca privada ginebrina, que adoptó la misma estrategia que Gerhard Fischer.
Considerada una de las compañías más sólidas y de calidad del mundo, con 71 años de historia, la imagen de sus aviones en tierra el 2 de octubre de 2001 dio la vuelta al mundo y llegó a herir el orgullo nacional helvético, que tenía en la aerolínea su mejor embajadora en el extranjero.
Esa caída se reflejó al día siguiente en la prensa helvética con expresiones como "un mito nacional roto" o "martes negro" en referencia a lo que vivieron como una tragedia nacional, que en 2006 se llevó con éxito al cine bajo el título de "Grounding" (permanencia en tierra de los aviones).
La decisión de suspender los vuelos ante la incapacidad de Swissair para responder a sus deudas costó al Estado helvético 3.000 millones de euros y guarda tantas semejanzas con el reciente caso de Air Madrid que la prensa helvética ha bautizado como "la Swissair española".
Se da la casualidad de que LTU, la compañía aérea alemana que ahora negocia con el ejecutivo español la compra de los slots (permisos de despegue y aterrizaje de aviones) de Air Madrid, es una antigua filial de la otrora potente Swissair.
La vista oral del juicio, que en principio durará hasta el 9 de marzo, se lleva a cabo en la población de Bülach, en el cantón de Zúrich, en una sala con aforo para 1.500 personas.
En los próximos días también están llamados a declarar los ex presidentes de Swissair Mario Corti y Philippe Bruggisser y el de Crédit Suisse Lukas Mühlemann, así como el máximo accionista de la cementera Holcim y el segundo hombre más rico de Suiza, Thomas Schmidheiny, el ex ministro suizo Vreni Spoerry y el ex director de la polaca LOT, Jan Litwinski.
El escrito de la acusación, de cien páginas, incluye delitos de gestión desleal y fraudulenta, falsedad documental y disminución efectiva del activo en perjuicio de los acreedores.
La Fiscalía prepara una segunda demanda sobre las cuentas de la compañía quebrada -de la que sólo se pudo salvar una pequeña rama, Swiss, que ahora pertenece a la alemana Lufthansa-, cuyo escrito de acusación se podría publicar este mismo año.
Ambos procesos se llevan a cabo de forma separada para evitar la prescripción de varios de los delitos que se imputan a los acusados.
La opinión publica suiza sigue con gran atención el proceso, ya que se implicó mucho en el escándalo y en su día arremetió contra los potentes bancos helvéticos y el Gobierno por no facilitar créditos que ayudaran a salvarla.
La aerolínea se había visto afectada ya por la falta de integración de Suiza en el Espacio Económico Europeo (EEE) y el encarecimiento del queroseno, pero fueron los atentados del 11-S los que aportaron la gota que causó el derrumbe de Swissair. EFECOM
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