Cuelgue su vida en Internet y todos le conocerán. Sus fotos más divertidas, en Flickr. El vídeo de esa borrachera monumental, en YouTube. Su diario íntimo, sus dudas, sus amores, en un blog. Cuente sus cosas. Seguro que son fascinantes. Y, si no lo son, ¿a quién le importa? Éste es el lugar ideal para los egos insatisfechos.
Antes, los contenidos de las webs los decidían las empresas que las creaban. Vaya rollo. Hasta que llegó la llamada web 2.0. Éste ha sido su año. El de una nueva era en Internet, en la que cada usuario aporta su granito de arena. Y han creado una playa gigante, llena de historias, imágenes y críticas tremendas a casi todo. Es fácil ir saltando de una web a otra: en cada blog (que es un portal en el que el autor cuenta lo que quiere, sobre un tema concreto o sobre su vida) se recomiendan otros. Mucha gente famosa tiene el suyo: Victoria Prego, Eduardo Haro, Arcadi Espada... El de Prego está alojado en elmundo.es, la edición digital del diario El Mundo, que ha apostado por los blogs. El Economista también lo ha hecho, en eleconomista.es.
El pasaporte de Google a la 2.0
Google, el buscador más visitado, entró hace dos meses en la web 2.0 de la mano de YouTube, el portal de vídeos número uno, que se compró por 1.300 millones de euros. ¿Una cantidad excesiva? YouTube había nacido sólo 20 meses antes, cuando sus fundadores, dos jóvenes de 27 y 29 años, idearon la manera de mostrar a sus amigos el vídeo que habían grabado durante una fiesta en San Francisco sin saturarles la bandeja de entrada.
Montaron la web youtube.com, donde cualquiera puede colgar su vídeo. Es fácil encontrar películas (aunque troceadas), clips de cantantes y muchos, muchísimos vídeos domésticos. A todos los adolescentes les gusta imitar o parodiar a artistas, pero antes lo hacían delante del espejo. Ahora, se graban, se registran en YouTube y compiten con sus amigos para ver qué vídeo recibe más visitas.
Antes de comprar YouTube, Google había puesto en marcha su propio servicio de vídeos, pero no debió de funcionar tan bien como querían. YouTube, que tenía ya 34 millones de visitantes al mes, era una apuesta segura.
Las principales empresas de Internet, como Google, Yahoo y Ebay, valen hoy cerca de un 46 por ciento más que hace seis años, en plena burbuja tecnológica. Todas ellas quieren comerse su trocito de web 2.0 porque saben que, si no lo hacen, los nuevos portales se las zamparán a ellas. Yahoo controla Flickr, una web para alojar fotos, y desde hace tiempo, en la misma línea de Google con YouTube, está interesado en Facebook, una red social de nueve millones de universitarios. Pero Facebook no se vende, por ahora. Ebay compró hace más de un año Skype, el programa que permite hablar gratis a través de Internet gracias a que la voz viaja a través de los ordenadores de los usuarios. Y News Corp, el grupo de medios de Rupert Murdoch, adquirió My-Space (un portal que agrupa blogs, galerías de fotos, chats, foros...) por 464 millones de euros el año pasado.
La web 2.0 permite ser quien uno quiera ser. En Secondlife, que significa segunda vida, usted puede elegir el nombre y el aspecto que desea tener, y a partir de ahí, ir prosperando. Su personaje puede comprar terrenos, ropa, lo que quiera. Puede ir a un bar y charlar con gente. Y saludar a conocidos por la calle virtual. Es sorprendente que los usuarios se gasten dinero en crear ese universo paralelo. Porque pagan con dinero de verdad, claro. Ya es una comunidad de 300.000 personas, de las que tres cuartas partes son estadounidenses.
Llega el nuevo Windows Vista
La fuerza de Microsoft no está en Internet, sino en el software. El 90 por ciento de los ordenadores del mundo usan Windows. 2006 ha sido el año de presentación de Vista, su nuevo sistema operativo, el siguiente a XP. La firma ha tardado cinco años en tenerlo listo. Hasta enero no se podrá comprar (aunque desde noviembre está disponible la versión para empresas). Es más elegante, más bonito. Recuerda al entorno Apple. Y cuenta con herramientas que hacen que resulte más fácil manejar el ordenador: archivar y encontrar documentos, por ejemplo, es más práctico y rápido.
Pero este año también ha tenido su cara amarga para Microsoft, a la que la Comisión Europea impuso en julio una multa de 280,5 millones por no entregar la documentación sobre el código de su sistema operativo, y obstaculizar así la libre competencia. Sin esa información, otras empresas no pueden crear programas compatibles con Windows. Con Vista, los problemas podrían continuar.
Las chicas también juegan
Los dispositivos electrónicos son cada vez más coquetos. Hay consolas para chicas, sobre todo gracias a Nintendo, que con su DS empezó a pensar en los no jugadores, que eran el 70 por ciento de la población. Su DS Lite, versión portátil de la anterior, ya ha salido en rosa, al igual que la PSP de Sony. Wii, la última apuesta de Nintendo, también quiere llegar a un público que no suele jugar y se agotó en las tiendas el día que llegó.
Mal año para la japonesa Sony: el lanzamiento de la Playstation 3, su esperadísima consola, ha debido retrasarse por problemas técnicos con su lector de DVD, el Blu-Ray. Y mientras ni la consola ni el lector llegan al mercado, Nintendo y Microsoft le van comiendo terreno. Por no hablar de la retirada de más de 300.000 baterías Sony que se utilizaban en ordenadores de Apple, Dell, Toshiba, Sharp, Hitachi y Fujitsu.
El motivo: existía la posibilidad de que esas baterías de litio se incendiasen. Todo empezó cuando un portátil de Dell ardía en plena conferencia de prensa en Japón, con la mala suerte de que allí había una cámara para registrarlo. El fallo costó a Sony 340 millones y su beneficio cayó un 94 por ciento.
El iPod de Apple sigue siendo la estrella de los dispositivos de audio portátiles: copa el 75 por ciento del mercado. Su último producto, el Shuffle, es más pequeño que una caja de cerillas. Lo que no se sabe es si ese dominio continuará, porque la competencia acaba de llegar: el reproductor de Microsoft, Zune, el llamado iPod Killer, ya está a la venta en EEUU.