
Uno de los sectores más castigados durante la pandemia ha sido el del cine. Con muchas salas cerradas durante 2020 y 2021, la industria se vio en la obligación de tirar de las sagas, con mención especial a Marvel que ocupó cinco de las seis primeras posiciones en Estados Unidos. Aún así, las cifras se situaron en un 60% por debajo de la época de prepandemia.
Sin embargo, un veinteañero llamado Mitch Roberts, de Texas, Estados Unidos, nunca se dio por vencido y a base de imaginación, esfuerzo, dedicación y de estar bien rodeado consiguió no solo no cerrar las salas de cine, sino que logró expandir su negocio y duplicar sus beneficios. "Mi reacción inicial fue miedo. Mi segunda reacción inmediata fue, preparémonos para la reapertura", declaró para la revista Forbes.
En enero de 2014 y con solo 18 años, Roberts fundó Evo Entertainment, un modelo híbrido enfocado en ofrecer una experiencia de entretenimiento. Aquella instalación inicial de 21.336 metros cuadrados contaba con 11 pantallas, 14 pistas de bolos, una sala de videojuegos y un espacio para ofrecer hamburguesas, pizza, incluso salmón teriyaki. Y además renovó los asientos, convirtiéndolos en reclinables con bandeja. Para todo esto logró una financiación por parte del banco Capital One de 15 millones de dólares.
Su negocio iba viento en popa, siendo 2019 un año de bonanza económica. Evo Entertainment, cuya propiedad pertenece a Roberts en un 60% y el resto a sus hermanas, generó durante ese año 50 millones de dólares gracias a los 2,5 millones de personas que pisaron sus cines, lo que significó un promedio de gasto de 20 dólares por persona con unos márgenes operativos de casi el 20%, por encima de la media de la industria.
Meses después llegó la pandemia y, al igual que a toda la industria del cine, la recaudación en taquilla cayó en picado. Los ingresos de Evo, de solo 20 millones de dólares, se derrumbaron un 60% y fue entonces cuando Roberts se mantuvo a flote gracias a la indulgencia temporal de su banco y a los 21 millones de dólares de ayudas del gobierno federal de un fondo específicamente destinado a lugares de entretenimiento cerrados. Gracias a todo esto consiguió recuperarse más rápido que sus colegas de industria.
Sus ideas impulsaron el negocio cuando la industria estaba sumergida en una profunda crisis
En 2021, las ventas fueron solo un 15% más bajas que en 2019, como indica Forbes, y, para el segundo trimestre, el negocio volvió a ser rentable. Roberts recurrió a los clásicos como Grease y Los Goonies y alquiló las salas vacías a personas que querían jugar Fortnite en pantallas de 780 pulgadas. Improvisó nuevas fuentes de ingresos, como por ejemplo: pintó el exterior de dos multicines de blanco para que sirvieran como pantallas de autocine, convirtió 3,64 hectáreas de pastoreo para vacas en campos de paintball, y empaquetó jarras margaritas y kits de snacks para pedidos y delivery para quienes se quisieran montar un plan de película en casa.
Además, Roberts generó una gran expectación gracias a un festival de autocine de verano y un huerto de calabazas con batidos de Halloween (con y sin alcohol) para ambientar las películas de terror. "Mientras muchos adoptaron un enfoque pesimista, nosotros tomamos la decisión de recordar a las personas que había un lugar para ellas", confiesa el joven emprendedor. En diciembre de 2021, el negocio fue creciendo y volviendo a la normalidad: por un lado, en Dallas, no había tanta restricción ante la variante Ómicron; y por otro, gracias a Spider-Man: No Way Home, de la que se vendieron 62.000 entradas durante el fin de semana de su estreno, superando incluso a los Avengers: Endgame de 2019.
Para Roberts, el 2022 es un año de mucha ilusión. Con seis establecimientos abiertos en Texas, y con cuatro próximas aperturas pendientes (tres en Texas y una en Virginia), este empresario de tan solo 27 años espera generar este año más de 125 millones de dólares en ventas. Y no para de tener nuevas ideas de cara al futuro, con sillones reclinables con calefacción, coches de choque, minigolf o un circuito de aventuras. Sin duda, toda una satisfacción para su abuelo, su gran espejo y fundador de Cinemark.