La banca se prepara para el impacto que la transición hacia una economía sostenible puede dejar en sus balances. El sector financiero no es inmune al cambio climático y, si no actúa para protegerse, las inclemencias de la naturaleza se trasladarán en mora para su balance. El Banco Central Europeo (BCE) señala que las carteras más vulnerables al riesgo climático tienen un 30% más de probabilidades de impago en 2050, en caso de un escenario desfavorable.
Sin embargo, el riesgo no solo está en los prestamistas más vulnerables, también en el conjunto de las empresas financiadas. Sin nada que hacer, estas carteras elevarán un 8% el riesgo de impagos de aquí a menos de 30 años tan solo por el cambio climático.
El sector sabe que tiene que prepararse para la adversidad, pero también reconoce al supervisor europeo que aún no lo está. Los propios bancos consideran que el 90% de sus prácticas solo cumplen parcialmente o no cumplen en absoluto las expectativas de supervisión climáticas del organismo que preside Christine Lagarde.
Pruebas climáticas
De momento, se desconoce cuáles serán los requisitos de capital que aplicará Europa a la banca en materia medioambiental, pero el sector se prepara para afrontarlos. El punto de partida llegará en la primavera del próximo año, cuando la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) lleve a cabo el primer test de estrés a la banca para medir su resistencia al riesgo climático. Los resultados de cada una de las grandes entidades de la zona euro marcarán nuevas exigencias de capital para un sector ya de por sí con requisitos. Ante este escenario, y según Bloomberg, el sector europeo pide al BCE que implemente estas exigencias de manera gradual.
Un mayor requerimiento de capital al sector financiero puede significar de un lado un recorte de los dividendos a los accionistas, y de otro, una mayor aplicación de comisiones a aquellas compañías más contaminantes y por lo tanto, culpables de que aumenten dichas exigencias.

La batalla por el clima ya ha cambiado el negocio financiero. Dos de las mayores entidades del país, Santander y BBVA, han puesto fecha para dejar de financiar a empresas cuyos ingresos dependan del carbón. Así, mientras el grupo cántabro prevé que ese día llegará en 2030, el grupo que lidera Carlos Torres también trabaja para ese año en el caso de los países desarrollados, y para 2040, en el resto de los países en los que está presente.