
Hace unas semanas, Irlanda tomó una decisión histórica que puede determinar su futuro. Al aceptar el acuerdo de la OCDE para subir al 15% el impuesto de sociedades, pone fin a la política de baja fiscalidad con la que logró convertirse en uno de los principales centros tecnológicos de Europa. Ahora, la pelota está en el tejado de las empresas, las cuales pueden decidir quedarse en el país o ir en busca de pastos con impuestos más bajos.
Se trata de uno de los mayores cambios en el sistema fiscal de Irlanda de las últimas décadas y su efecto podría ser demoledor para el modelo económico del país, sostienen algunos expertos. El propio ministro de Economía del país, Paschal Donohoe, dijo a principios de año que este acuerdo podría implicar la pérdida de unos 2.000 millones de euros al año en ingresos fiscales para 2025.
En cambio, el ex presidente del Consejo Asesor Fiscal de Irlanda y economista del University College Cork, Seamus Coffey, considera que pasar de un tipo impositivo del 12,5 al 15% no tendrá un impacto tan significativo a corto y medio plazo. Sobre todo, porque, hasta su prohibición en 2015, las empresas tecnológicas recurrían a agresivos esquemas de evasión para no pagar dicho gravamen, como el denominado el "sándwich doble irlandés, sándwich holandés", mediante el que transferían al extranjeros los ingresos generados en Europa. Asimismo, señala que "si los impuestos pueden subir de forma tan inexplicable como en los últimos 7 años, también existe la posibilidad de que bajen de la misma manera".
Una fama que no coincide con las cifras en impuestos recaudadas por el gobierno irlandés. El Consejo Asesor Fiscal irlandés calcula que el 56% de los ingresos netos del impuesto de sociedades en 2019 procedieron de tan solo 10 empresas. Mientras, un antiguo alto cargo del ministerio fiscal irlandés estima que Microsoft, Apple y Pfizer representan alrededor del 30% de la recaudación del gravamen.
Según los expertos consultados por The Guardian, el sistema impositivo nunca ha sido el principal motivo por el que más de 1.500 empresas extranjeras -entre ellas Google, Facebook, Yahoo, Apple, LinkedIn, eBay, Amazon y TikTok- se hayan decantado por ubicar sus sedes en la capital irlandesa. En muchos casos, han primado los lazos culturales con Estados Unidos, el hecho de compartir una lengua común y tener una legislación laboral diseñada para promover la contratación de talento y el despido.
Finalmente, el G20 ha aprobado el impuesto mínimo a nivel global del 15% para las grandes empresas, con lo que ha disipado el miedo de Irlanda a que se cediera a las presiones de Francia y Alemania para incrementarlo. El tipo medio del impuesto de sociedades del conjunto de los 37 miembros de la OCDE es del 23% aproximadamente.