
España se ha propuesto convertirse en el destino europeo preferente para atraer las inminentes inversiones satelitales que proyecta la industria aeroespacial. Por lo pronto, el Gobierno ha decidido habilitar el uso del espacio para estos fines, así como facilitar el espectro radioeléctrico necesario para este tipo de telecomunicaciones. Salvando las distancias, España ambiciona postularse como un nuevo referente para las empresas interesadas en el espacio, como pueden serlo las estadounidenses Houston o Cabo Cañaveral, por ejemplo.
Roberto Sánchez, secretario de Estado de Asuntos Económicos y Transformación Digital, ha explicado que "el Plan de Recuperación tiene entre sus objetivos impulsar las infraestructuras digitales transfronterizas que conviertan España en un hub de datos". Entre ellas figuran las infraestructuras satelitales en las que, además de los sistemas geoestacionarios, se está configurando un nuevo sector denominado New Space o Nuevo Espacio".
Entre los usos prácticos de esta constelación en ciernes de nanosatélites destacan actividades como comunicaciones de banda ancha entre zonas muy remotas, el estudio del cambio climático, el desarrollo demográfico, las migraciones, la escasez de recursos, los conflictos y las catástrofes, la energía, la brecha digital, la salud, la fabricación avanzada, la interacción máquina a máquina, el big data o la biotecnología, entre otros usos.
Según explican fuentes de la Secretaría de Estado de Digitalización, este sector ya ha facturado en 2020 más de 369 millones de dólares (319 millones de euros) y prevé generar un negocio de 1,1 billones de dólares (950.000 millones de euros) antes de los 20 próximos años.
Conquista de las órbitas bajas
"El desarrollo de este sector viene de la mano de tecnologías que permiten construir pequeños satélites, más flexibles, menos costosos y más fáciles de lanzar al espacio, que se pueden situar en órbitas bajas frente a la Tierra", añade. Esta nueva generación de pequeños satélites están llamados a formar constelaciones, idóneas para actividades como "la observación de la tierra, la investigación espacial, el Internet de las Cosas y, por supuesto, las comunicaciones". En este caso, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones es el organismo responsable de habilitar a las empresas nacionales e internacionales el uso del espacio para estos satélites, proporcionando el acceso a los recursos de espectro necesario para que puedan ofrecer servicios en el territorio nacional desde los equipos que han ido desplegando en el espacio".
El responsable de este departamento, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, asegura que "cada vez hay un número mayor de empresas españolas incorporándose a este sector naciente", considerado como "altamente innovador y de progreso científico, con amplio potencial para contribuir a un crecimiento sostenible y a la generación de empleos de calidad".
A través de un artículo de opinión publicado en prensa por Sánchez, con el título La nueva frontera de las telecomunicaciones: el espacio, el alto cargo recuerda que "a finales de 2020 había unos 3.372 satélites activos en órbita alrededor de la Tierra y 1.819 se utilizaban expresamente para las comunicaciones". Sin embargo, para los próximos años "podemos esperar una explosión del número de dispositivos en el espacio, a través de constelaciones de pequeños satélites en órbitas bajas frente a los grandes y costosos satélites tradicionales situados en órbita geoestacionaria a gran distancia de la Tierra".
Hasta el momento, Estados Unidos, China y Rusia llevan la delantera al resto del mundo en la carrera de los nuevos satélites, sin que Europa haya opuesto especial competencia. Hasta el momento, únicamente Luxemburgo ofrece alicientes en suelo europeo a las grandes empresas e inversores del sector. No obstante, la Unión Europea trabaja en el proyecto Brújula Digital 2030: el enfoque de Europa para el Decenio Digital, con el empeño de "fortalecer la autonomía digital europea con una infraestructura de comunicaciones satelitales que proporcione comunicaciones gubernamentales seguras, basadas en tecnología de comunicaciones cuánticas", añade el secretario de Estado en el mismo documento.
Entre las empresas que estarán los primeros de la lista para aprovechar estas facilidades se encuentran las estadounidenses Planet, Spire y las firmas de capital riesgo OHB Venture Capital y Seraphim Capital. En el ámbito de los nanosatélites también operan gigantes como Northrop Grumman, Lockheed Martin, SpaceX, Virgin Orbit, Rocket Lab o RocketStar.
Bajo la enseña New Space se identifica "una industria mundial de empresas privadas y emprendedores que se dirigen a clientes comerciales, respaldados por capital de riesgo que busca una rentabilidad y buscan beneficiarse de productos o servicios innovadores desarrollados en o para el espacio", según explican desde New Space Index.