
El 1% de los más ricos de Estados Unidos evadió 163.000 millones de dólares en impuestos el año pasado, o lo que es lo mismo, casi el 30% de la brecha fiscal del país. Según el último informe del Departamento del Tesoro, la brecha total de 600.000 millones de dólares supondrá para Estados Unidos una pérdida de ingresos fiscales de 7 billones de dólares en los próximos diez años.
Por su parte, el 5% de los contribuyentes más ricos dejó de pagar unos 307.000 millones de dólares, es decir, más del 50% de la brecha que mide los impuestos adeudados en comparación con los impuestos recaudados.
Además de tener acceso a contables, preparadores de impuestos y otros servicios que les ayudan a eludir sus obligaciones fiscales, los que más ganan son conscientes de que el gobierno estadounidense no cuenta con los recursos necesarios para perseguir la evasión de ingresos procedentes de fuentes opacas, como sociedades, propietarios e ingresos por alquiler, y pueden evadir impuestos sin miedo a las represalias.
Unas cifras que, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, contribuyen a alimentar la desigualdad económica en el país y ponen a los legisladores en la tesitura de aplicar medidas impopulares, como "el aumento de los déficits, la reducción del gasto en prioridades importantes o un nuevo aumento de los impuestos para compensar la pérdida de ingresos".
El alcance de la evasión fiscal de los estadounidenses ricos podría superar las previsiones del Departamento del Tesoro y alcanzar el billón de dólares evadidos, según señala Charles Rettig, comisionado del Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés).
El plan de Biden
Como parte de su plan para impulsar la economía, el presidente Joe Biden busca expandir la red del IRS. Para ello, quiere aumentar en 800.000 millones de dólares su presupuesto en los próximos diez años, con lo que estima recaudaría unos 700.000 millones de dólares adicionales durante el mismo periodo. Asimismo, se ha propuesto reforzar el número de agentes especializados en perseguir delitos fiscales.
Tanto los republicanos en el Congreso como los lobbys empresariales se oponen frontalmente a esta medida, a pesar de que la cantidad no recaudada representa el 3% del PIB de Estados Unidos, el equivalente al total de lo que paga el 90% de los contribuyentes con menores ingresos.
Mientras, según recoge Forbes, los cálculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso señalan que dicha recaudación no superaría los 200.000 millones de dólares, el Tesoro sostiene que esos ingresos adicionales podrían alcanzar los 1,6 billones de dólares en ingresos fiscales no recaudados durante ese periodo, frente a las estimaciones que maneja la administración Biden.
Por otro lado, en marzo de este año se hizo público el plan de Biden para aumentar el impuesto sobre las ganancias de capital para las personas más ricas del 20% al 39,6%. Un porcentaje que podría alcanzar el 43,4% si se combina con una tasa extra existente sobre los ingresos por inversiones.