
En 2006, el actor Leonardo DiCaprio estrenó la película Diamante de sangre. Un film bélico que muestra el drama y los abusos con niños detrás de la extracción de diamantes en Sierra Leona, en medio de una guerra civil. Además de servirle para estar nominado a mejor actor en los Óscar, el rodaje caló tanto en el estadounidense para desde entonces invertir en una empresa de creación de gemas sostenibles. Diamond Foundry, cuyo próximo objetivo se ha situado en Trujillo y la alta capacidad solar que tiene esta región extremeña.
El pasado mes de junio, Diamond Foundry se plantó en Mérida dispuesta a explicar su proyecto de inversión en Extremadura. Un plan con el que cuentan con casi 700 millones de euros y bajo el que se prevé extraer diamantes aprovechando las energías sostenibles.
Con la figura de DiCaprio como asesor e inversor, esta compañía se aleja de los procesos naturales para la obtención de gemas preciosas. En tan solo diez semanas, y a través de energías renovables, se consiguen estos diamantes que luego se usan para joyería así como para diferentes sectores tecnológicos.
No es la primera vez que un proyecto fotovoltaico se fija en Extremadura para sus bases
Catalogada como una de las startups más innovadoras de 2018, según Fast Company, es en las tierras de Trujillo donde ha encontrado su gran fuente de inspiración. La energía fotovoltaica que ya ha llevado a la provincia de Cáceres a acoger otros proyectos con el sol como referencia.
Esta vez con una fábrica en unos terrenos de 30.000 metros cuadrados, nutrida de una planta fotovoltaica de 120 megavatios, los diamantes aquí conseguidos se utilizarán como material de superconducción destinado al sector automovilístico. Además, Diamond Foundry creará alrededor de 300 empleos directos, lo que repercutirá muy favorablemente en la economía extremeña.
El proyecto "más curioso e innovador", tal y como lo definió en su día la Junta de Extremadura que se prevé que en año y medio tenga todos los permisos necesarios para comenzar a producir diamantes. Todo desde la idea de una compañía norteamericana fundada en 2012 y en la que Leonardo DiCaprio se fijó tras rodar uno de sus grandes éxitos, con el fin de acabar con las malas praxis de la elaboración de gemas preciosas naturales.