La farmacéutica Almirall subió ayer más de un 7,7% en bolsa tras los resultados presentados de un tratamiento contra la dermatitis atópitica. Este impulso en el Ibex reduce el impacto negativo sufrido a finales del mes pasado. Las cifras, correspondientes a un ensayo de Fase III, cumplieron los objetivos marcados y el medicamento (un anticuerpo monoclonal) se posiciona ahora para comenzar la fase regulatoria y conseguir la aprobación de las agencias regulatorias.
Los beneficios del fármaco, una vez alcance el mercado, no serán en exclusiva para la firma española. La multinacional americana Lilly posee los derechos de explotación del medicamento en Estados Unidos y Almirall los tiene para la Unión Europea. Los cálculos de la compañía española son alcanzar ingresos por valor de 450 millones.
La historia detrás de este medicamento se remonta a 2019. Fue en verano de ese año cuando la compañía catalana llegó a un acuerdo con la farmacéutica Dermira (descubridores de la molécula) para asegurarse los derechos de explotación a este lado del Atlántico por hasta 76 millones de euros, según hitos regulatorios y comerciales. Meses después, en enero de 2020, Lilly adquirió Dermira por casi 1.000 millones de dólares, una de las operaciones más importantes del año de la pandemia. Tras esta compra, es Lilly la dueña del medicamento en Estados Unidos y será a esta compañía a la que tenga que pagarle Almirall si se cumplen los hitos mencionados.
El medicamento está indicado para la dermatitis atópica y responde a la estrategia de Almirall de conseguir el liderazgo en esta área terapéutica. Además de este medicamento, que aún está por llegar al mercado, la compañía dispone de una cartera cada vez más amplia de medicamentos dermatológicos. Las últimas novedades son Seysara y Klisyri, que llegan al mercado para compensar en parte la pérdida de ingresos de Aczone.