
Jamás una crisis sanitaria había puesto en evidencia el papel esencial que juega el sector logístico como suministrador de bienes básicos para la población.
Las existencias de alimentos, mascarillas e hidrogeles se han considerado "estratégicas" y su distribución ha sido un reto que ha acaparado titulares. Para otros productos, no esenciales en tiempos de crisis, pero que forman parte de nuestra vida cotidiana, el e-commerce se ha erigido como solución de último recurso, potenciando aún más el crecimiento de este nuevo canal de distribución, cada vez más frecuente.
En la primera semana de confinamiento, el ecommerce se disparó un 55% trasladando una gran presión al sector logístico que tuvo que responder con eficiencia y celeridad, demostrando su gran valor.
Antes de la pandemia, los consumidores demandaban mayor comodidad, año tras año, a la vez que aumentaba el uso de la tecnología. Ambas tendencias se dispararon con la crisis sanitaria y lo que se predijo que sucedería en cinco años está ocurriendo hoy. La creciente adopción del e-commerce y la necesidad de una mayor capacidad de almacenamiento de datos son corrientes que han venido para quedarse. Goodman sigue de cerca las tendencias emergentes que están registrando unos niveles de adopción por encima de lo esperado.
Es el caso de las tecnologías ligadas a la experiencia de compra personalizada como la inteligencia artificial, el big data y el Internet de las Cosas. Asimismo, hacemos un estrecho seguimiento del auge de los servicios de suscripción y la omnicanalidad en el sector retail, en el que convergen las ventas físicas y online.
Sean cuales sean las tendencias que marcarán el futuro, nuestros clientes van a demandar propiedades sostenibles, de alta calidad y próximas a los consumidores, para poder aprovecharlas. Estas propiedades deberán estar preparadas para incorporar las tecnologías en las que se invierta en el futuro, como la robótica o la automatización, y tendrán que proporcionar un entorno saludable y de bienestar para las personas que desarrollen en ellas su labor diaria. Todo esto forma parte de las prioridades de Goodman.
Asimismo, seguimos apostando por desarrollos más sostenibles, primando la recuperación de espacios e instalaciones obsoletas para darles una nueva vida, reaprovechando los recursos y creando entornos verdes y saludables para empleados y vecinos; una tendencia al alza en la era post-covid. La incorporación de paneles fotovoltaicos, estaciones de carga para coches eléctricos o contadores inteligentes, entre otros, son equipamientos básicos de todas nuestras instalaciones. Nuestros desarrollos están diseñados con proyección de futuro, pensando en la versatilidad de los edificios y su funcionamiento.
Por otro lado, vemos una gran oportunidad en la colaboración pública-privada, un mecanismo fundamental para avanzar hacia la ciudad del siglo XXI. Y esta unión de fuerzas debe traducirse en una mayor agilidad en los trámites para potenciar los grandes proyectos de remodelado de la ciudad.
En Goodman seguimos centrándonos en nuestra estrategia: desarrollar y poseer activos de alta calidad en localizaciones prime con soluciones innovadoras y con el foco puesto en la sostenibilidad e integración con el entorno. En los últimos 10 años, Goodman ha sentado las bases de la próxima década. Continuaremos creando grandes espacios y más valor para nuestros clientes y consumidores.