Empresas y finanzas

La vivienda de obra nueva planta cara al COVID-19

  • Tribuna de opinión de David Martínez, CEO de AEDAS Homes

Cuando estalló la crisis del COVID-19 en España, algunos aprovecharon la ocasión para autoproclamarse adivinos del futuro del sector inmobiliario. Sin haber vivido nunca en la historia reciente una pandemia global y, por consiguiente, sin contar con comparables, predijeron el derrumbe del mercado de la vivienda, algo que tuvo un eco mediático comprensible, pero injustificado.

Ante estos mensajes incendiarios, desde el sector inmobiliario pedimos cautela y prudencia pues estábamos en un momento de 'shock' y ante una situación inédita. Advertimos de que era imposible calibrar el impacto de la crisis en la vivienda porque, para empezar, nadie podía saber cuánto tiempo se prolongaría, ni cuál sería su intensidad.

Por ahora, los malos augurios no se han cumplido. Y me gustaría remarcar "por ahora" porque seguimos sin saber cómo será el desenlace del COVID-19. Lo que sí conocemos ya son los efectos a corto plazo de la pandemia en forma de las primeras estadísticas inmobiliarias. Y la principal conclusión es clara: la vivienda de obra nueva está plantando cara al COVID-19, incluso saliendo fortalecida.

Según la estadística de precios del Ministerio de Fomento del segundo trimestre de 2020 -periodo que coincidió con el confinamiento-, entre abril y junio la vivienda de menos de 5 años se revalorizó un 0,6% interanual y un 0,2% intertrimestral. Son pequeñas variaciones al alza, pero que dicen mucho. Ponen de manifiesto que la obra nueva -al contrario que la usada, que se ha ajustado un 1,7% y un 1,9%, respectivamente- ha resistido el primer gran golpe de la pandemia. Queda por ver si habrá más grandes envites del COVID-19.

Respecto a las transacciones, después de muchos años en una proporción de 90%-10% a favor de la segunda mano, el mercado marca ahora a un 80%-20%, según los últimos datos del INE. Éste es, justamente, el punto de equilibrio al que los analistas esperaban llegar progresivamente como otra señal de madurez del nuevo ciclo inmobiliario y que la pandemia ha acelerado, como ha ocurrido con otras tendencias sociales y económicas.

Estas realidades, en forma de números, confirman que el interés por la vivienda nueva no solo se mantiene, sino que se incrementa. La sociedad, tras estar más de 3 meses en casa, se ha dado cuenta de que su vivienda es mucho más que un lugar de paso. Es un espacio para vivir que debe ser más confortable, aspectos que se cumplen sobre todo en la obra nueva. La vivienda se ha convertido en prioridad 1 para muchas familias.

La demanda valora hoy más que nunca las cualidades que ofrece la oferta de obra nueva: ubicación en las afueras de las ciudades, espacios al aire libre -terrazas o jardines-, estancias para el teletrabajo, mayores superficies, sistemas de eficiencia energética…

Echando la vista al frente, debemos ser cautos con las previsiones. Aún estamos en una situación de incertidumbre y, aunque el balance de ventas nos anima a ser optimistas, nadie sabe cómo evolucionará la pandemia, ni por tanto la economía o el empleo, variables que marcarán el horizonte de todos los sectores, incluido el inmobiliario. Hablemos pues de realidades, que por ahora son esperanzadoras para la vivienda de obra nueva.

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