Dinamarca y Austria se sumaron la semana pasada a la lista de países que han puesto a España en su punto de mira por el creciente número de casos confirmados de coronavirus. De momento, la lista está compuesta por una treintena de estados entre los que se encuentran algunos con poca vinculación con España, como Benín, Camboya, Seychelles, Nauru o Irán, y otros importantes para nuestro turismo como Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Irlanda, Austria o Finlandia.
Así, tras la decisión de Boris Johnson de reactivar las limitaciones por sorpresa, cada vez más gobiernos, incluidos casi todos los de la zona Schengen, decretan cuarentenas, imponen la realización de test o no recomiendan viajar a la Península por el temor a que sus ciudadanos se contagien e importar casos. Unas medidas que están generando una gran incertidumbre e inseguridad entre los ciudadanos europeos y que ya se están notando en las reservas y el tráfico de pasajeros, lo que no sólo lastra la incipiente y débil recuperación del turismo, si no que pone en peligro la supervivencia de cientos de empresas que no contarán con liquidez suficiente para afrontar el invierno.
"Se está viendo que, en general, el que ya tenía la reserva sigue viniendo pero no hay nuevas contrataciones. Se está parando todo y en julio no se ha visto una gran reactivación"
"Los efectos serán devastadores para la actividad turística y el empleo, dando la puntilla a una temporada que se había iniciado renqueante y acabará anticipadamente, dejando cientos de miles de empleos en el alero a fines de octubre y miles de negocios sin abrir o insolventes con todas las consecuencias que a su vez, conllevará para el 2021 y años sucesivos", alertó Exceltur cuando Reino Unido aprobó la cuarentena. Así, la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de Canarias alertó a finales de julio que las cancelaciones de turistas británicos e habían disparado y que las reservas para el invierno se habían "parado en seco".
"Estas medidas son dramáticas para el turismo español. Cada vez que un país veta a España cae como una bomba entre las aerolíneas y las hoteleras porque trasladan una sensación increíble de inseguridad y se cancelan reservas. La aviación comercial necesita certeza", aseguran fuentes del sector aéreo a este diario, que ven con mucha preocupación la evolución de los contagios y el mensaje de inseguridad que se traslada fuera de nuestras de fronteras. Y es que, las limitaciones llegan tan de sorpresa que las empresas no tiene tiempo para reorganizar la oferta y buscar clientes sustitutos.
"Se está viendo que, en general, el que ya tenía la reserva sigue viniendo pero no hay nuevas contrataciones. Se está parando todo y en julio no se ha visto una gran reactivación del tráfico de pasajeros. Va a hacer que la recuperación sea todavía más lenta", explica Javier Gándara, presidente de la asociación ALA. Y es que, pese a que las compañías aéreas han puesto en el mercado el 40% de su capacidad y han bajado precios en algunas rutas para animar la demanda, lo cierto es que el tránsito de viajeros está en un 20-25% de lo registrado en el mismo mes del año pasado, es decir, que se ven caídas de entre el 75 y el 80%, informa ACI, la asociación internacional de aeropuertos.
"Durante las últimas dos semanas, el ritmo de la recuperación se ha ralentizado aún más porque varios países han vuelto a imponer restricciones de viaje"
En este punto, el organismo internacional señala que la decisión de Reino Unido de imponer cuarentenas a los pasajeros que vienen de España lastró en julio la ya "débil" recuperación: "Durante las últimas dos semanas, el ritmo de la recuperación se ha ralentizado aún más. Esto se debe a que varios países han vuelto a imponer restricciones de viaje, en particular la decisión abrupta del Reino Unido de exigir a los viajeros de España que se pongan en cuarentena", explica en una nota de prensa. Así, según los datos publicados por ACI, la recuperación del tráfico en la red europea "ha sido más lenta de lo esperado" y como resultado cayó "un -78% en julio en comparación con el mismo mes del año pasado". Esto implica una pérdida adicional de 208 millones de viajeros, lo que eleva la pérdida total a 969 millones pasajeros desde comienzos del año. De cara a agosto varias aerolíneas están aumentando su capacidad hasta el 50%, como Ryanair, lo que no implica que vaya a haber grandes mejoras de la demanda fuera del tráfico doméstico. Por su parte, Iberia tiene previsto operar el 27% de su capacidad, incluyendo un mínimo de largo de radio, lo que supone un leve aumente frente al 18% de julio.
"El verano tenía que ser importante para que las compañías hicieran caja y aguantaran mejor el invierno y esto lo va dificultando más y más"
"Estas limitaciones y el consecuente descenso de las ventas en agosto supone entrar en el invierno peor. El verano tenía que ser importante para que las compañías aéreas hicieran caja y aguantaran mejor el invierno y esto lo va dificultando más y más. Van a entrar con mal pie en septiembre. La economía se mueve por los intangibles y el miedo y la incertidumbre son una fuerte amenaza", explica a este diario Pere Suau-Sánchez, asesor en transporte aéreo y profesor de la UOC de Barcelona y la universidad de Cranfield (Reino Unido).
Más allá de las consecuencias a corto plazo, que obligan a dar más que por perdido el verano en las zonas que dependen más de los turistas internacionales, existe el riesgo de que el mensaje de España como destino sanitario inseguro cale fuera de nuestras fronteras dejando limitando aun más la recuperación.
"Nos va afectar muy fuerte a nivel de turismo. Si esto se sostiene en el tiempo, además de la pérdida de ingresos se corre el riesgo de que los clientes dejen de pensar en España como destino, como le ha pasado a Túnez o Egipto. En Escandinavia los turistas empiezan a cambiar España por Albania, Rumania (Europa del este) y si eso se va consolidando el roto en el turismo puede ser muy grande y a largo plazo", señala por su parte Roman Andreu, consultor experto en aviación y profesor de EAE.