
El regulador financiero alemán BaFin había informado al ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, sobre la potencial manipulación de las cuentas de Wirecard en febrero del año pasado, según informa Bloomberg. Casi un año y medio después, la compañía alemana que pretendía liderar los pagos digitales a nivel mundial colapsó.
BaFin alertaba de sus sospechas sobre la falsificación contable e informaba al ministro de que abría una investigación. Scholz ha negado cualquier participación directa en el escándalo de Wirecard. Su adjunto, Joerg Kukies, confirmó el miércoles que se reunió dos veces con el entonces director ejecutivo de la compañía, Markus Braun, a finales del año pasado.
La compañía se ha convertido en una vergüenza nacional, ya que se había convertido en el buque insignia de la Alemania moderna y símbolo de transformación de la economía germana a una tecnológica. El escándalo contable hace semanas que está salpicando al Gobierno de Merkel. La canciller ha intentado mantener distancia señalando a Scholz como máximo responsable para aclarar la quiebra de Wirecard.
Fuentes de la cancillería han informado que la información que poseía el Ministerio de Finanzas será hecha pública. Wirecard se convirtió en una desgracia nacional cuando destapó el mes pasado que una cuarta parte de su balance general no existe. La caída de uno de los orgullos empresariales del país ha desatado una auténtica tormenta política e institucional. El regulador financiero está en el centro de las críticas por no detectar la falsedad de cuentas y defender los intereses de los accionistas, en lugar de cargar contra la empresa.
El presidente de BaFin, Félix Hufeld, dijo el mes pasado que su institución es una de las partes responsables del fracaso por no detectar un fraude masivo. Aún así, defendió la investigación contra los inversores bajistas que anticiparon la caída de la compañía.