San Sebastián, 20 nov (EFECOM).- El jefe de cocina del restaurante londinense "The Fat Duck", el considerado por la crítica uno de los mejores del mundo, apostó hoy en el Congreso Lo Mejor de la Gastronomía de San Sebastián por establecimientos en los que los clientes vayan a sentir y no sólo a comer.
Para este cocinero es fundamental que los restaurantes ofrezcan a sus clientes el disfrutar experiencias multisensoriales que emocionen y diviertan, antes que platos, por muy elaborados que sean.
Este cocinero demostró hoy durante su exhibición en el Congreso, en el que rompió algunas copas, pisoteó cristales en el escenario y repartió difusores con aroma a regaliz entre los asistentes sin cocinar un solo plato, la importancia de lo multisensorial para conseguir sorprender y emocionar a los clientes.
El chef, no obstante, quiso dejar claro que este tipo de experiencias son sólo una de las facetas de su restaurante, y admitió, en declaraciones a Efe, que siguiendo la senda de estas experiencias existe el riesgo de que se olvide la comida en los restaurantes.
Blumenthal destacó que el chef nunca se ha de olvidar de cocinar, pero tampoco de entusiasmar, de conseguir el sentimiento que tiene un niño en una tienda de caramelos.
El cocinero demostró, rompiendo una copa en el escenario, que los sonidos llevan a sabores, y que precisamente ése es el que emitirían frutas críticas.
Por ello, cuando se da a degustar una ostra con sonido del mar, la experiencia gastronómica es mucho mejor que si el sonido de fondo es el de una granja e incluso, pese a ser la misma ostra, la percepción de la sal es superior en el primer caso.
Para Blumenthal, la evolución de la cocina española en los últimos diez años ha sido clave para conseguir romper fronteras y barreras y abrir un nuevo campo en la gastronomía mundial que actualmente, según afirmó, está en un momento "emocionante".
Con este excéntrico cocinero se cerró el primer día de sesión del Congreso Internacional Lo Mejor de la Gastronomía, que se prolongará hasta el próximo jueves.
La apertura corrió a cargo de los cocineros holandés Rob Baan del restaurante Koppert Cress de Holanda, el francés Pascal Barbot, de Astrance, en París, y del italiano Massimiliano Alajmo, de Le Calandre, en Padua (Italia), que mostraron cómo las cocinas de sus países evolucionan al ritmo de la vanguardia pero sin abandonar sus raíces.
También dejó claras sus raíces el cocinero vasco Martín Berasategui que dejó boquiabierto a los congresistas con su particular homenaje a los pescadores con una cuajada de navajas y soja con sus brotes y cremoso de café y su pulpo en textura reposado sobre un fondo de jugo de centolla, bombón del caldo del pulpo y espumoso de hinojo.
El momento más emotivo fue el entregaron esta noche al cantautor catalán Joan Manuel Serrat el premio Gourmet de Oro por su afición a la buena mesa, quien mostró su satisfacción ante este reconocimiento amistoso.
El cantante dedicó el premio a Pedro Subijana por lograr para su restaurante "Akelarre" su tercera estrella Michelin y a Joaquín Merino, crítico gastronómico y uno de los primeros que le introdujo en el camino de la sensibilidad gastronómica.
Serrat se definió como un hombre curioso y no un experto, de los que indicó desconfía, al igual que de aquellos que van marcando huellas en la vida.
Destacó a la gente que trata cada vez de ser mejor y apuntó que le gusta tanto la mesa como aquellas cosas que producen los grandes placeres de la vida, "cosas que entran y salen del cuerpo", como la comida y la música. EFECOM
YA/jla
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