Empresas y finanzas

Más datos y más comunicaciones

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Los datos libres y compartidos crean un nuevo paradigma de generación y uso de la información y propician una demanda explosiva de banda ancha que justifica el aumento imparable de las franquicias de datos en los contratos con los operadores y la irrupción generalizada de las tarifas ilimitadas, que asimilan la disponibilidad del caudal de los accesos móviles a la fibra. Tales son los ingredientes de la nueva economía digital al alcance de todos los negocios y todos los perfiles de uso, con una nueva pujanza de los modelos más económicos, pasando del software libre a los datos libres; de los servidores propios al pago por uso de los recursos informáticos y de las redes dedicadas basados en compromisos de continuidad del servicio, y de la compartición de la conectividad en función de los tráficos (peering), propia de los intercambios entre operadores a la ventaja en costes de la llamada hiperescala de los titanes de Internet (Microsoft, Facebook, Amazon, Google).

La decisión de Microsoft de adoptar la política de datos abiertos refleja la incorporación y aportación creciente de información personal a repositorios privados de capacidad virtualmente ilimitada para uso compartido, responsable y de acceso libre, sin restricciones y con renuncia a remuneración alguna, inicialmente por razones de interés público y en defensa del bien común -como en esta época es el caso con la información asociada a la pandemia- : con más datos aportados (sea por gobiernos, entidades públicas o privadas con o sin ánimo de lucro y por personas físicas) se pueden optimizar las capacidades de big data (patrones de información y su correlación con cierto índice de subjetividad) y explotar mejor las capacidades de IA, mediante el perfeccionamiento de análisis de correlación, algoritmos, recomendaciones aportando utilidad (en términos objetivos y subjetivos, es decir, con mayor eficiencia y probabilidad de satisfacción de requerimientos y expectativas personales) y como bien común, susceptible de acrecentarse cuanto más es compartido.

Los datos abiertos impulsan el desarrollo y prosperidad de las sociedades libres

En términos de protección de la intimidad de las personas, ya el Reglamento General de Protección de Datos (2016/679) de la UE y la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales, en sus respectivos artículos 9, contemplan un régimen de consentimiento atenuado para las categorías de datos personales que puedan concernir a un interés público esencial, entre otros concretamente referido al ámbito de la salud pública, siempre que dicho régimen tenga amparo en España en una norma con rango de Ley.

La referencia en España de plataforma pública de datos abiertos es el portal datos.gob.es, que a través de las iniciativas de aportación y reutilización, fijando reglas de uso y compartición y ayudas para el aprovechamiento legítimo de los datos públicos, ha creado un espacio ordenado, transparente y expansivo de datos abiertos. Recientemente datos.gob.es ha publicado los 10 apuntes clave sobre el valor de los datos abiertos del Open Data Policy Lab, que sustentan, entre otras, notables contribuciones al crecimiento económico; a la transparencia y calidad de la acción de gobierno; a la consistencia de los sistemas fiscales y al avance de la justicia social; a la eficiencia y a la transición energética; al progreso sanitario; a la solidez del entramado laboral y al aprovechamiento de la investigación. Estos datos son accesibles sin restricciones en atención al bien común y a su contribución al desarrollo de sociedades libres y prósperas.

Así como las aplicaciones libres, con el paradigma de Linux como sistema operativo abierto y gratuito y su orientación pro-bono para hacer asequibles el navegador, el procesador de textos o la hoja de cálculo, impulsaron de forma determinante el carácter universal de estas herramientas, facilitando el intercambio estructurado de información de interés privado, es probable que la disponibilidad y el uso creciente de datos abiertos sean un refuerzo muy significativo para la construcción de patrones, guiones y propuestas de modelos para la toma de decisión, docencia o deleite personal, basados en soportes literarios, gráficos, musicales o audiovisuales. Tal profusión de datos, generados por infinidad de agentes, instituciones e individuos, supone una enorme presión sobre la demanda de recursos técnicos de computación, de almacenamiento de la información y de redes de acceso para gestores y consumidores e interconexión entre ordenadores en múltiples y cada vez más centros de proceso de datos, de escala gigantesca, por un lado, y de ubicación capilar, por otro, para el tratamiento de los datos en el borde, impulsando la automatización de procesos recurrentes y el uso de inteligencia artificial con parámetros cada vez más avanzados.

El teléfono se ha visto desplazado por las comunicaciones de valor añadido asociadas a los ordenadores personales, especialmente en los smartphones, capaces de procesar y almacenar suficiente información para la toma de decisiones sobre la marcha. A su vez, esta inteligencia adicional de que dispone cada usuario se apoya en la inmensidad de datos repartidos por infinidad de servidores que acumulan, filtran y aprovechan información desagregada para crear respuestas a solicitudes o soluciones a problemas para cerrar multitud de secuencias simultáneas consulta o transacción a cada instante. Sin la infraestructura de que se sirve Internet para la transferencia y el tratamiento de la información no podríamos haber alcanzado el nivel de colaboración e integración entre proveedores y usuarios de la información del que hoy nos beneficiamos. Así, los operadores de telecomunicaciones hace varias décadas que conectan a las personas entre sí y a las mismas con máquinas, sin limitación en razón de la ubicación de unas y otras.

Las redes siguen siendo el dominio propio de los operadores que, no obstante, han hecho incursiones no significativas en centros de procesamiento de datos para sus clientes empresariales, desplegando virtualmente sus propias nubes, de carácter privado, frecuentemente alojadas en las de los grandes proveedores globales a los que me refería al principio, que no en balde son enormes consumidores para sus propios negocios, por el tamaño mil millonario de sus comunidades de usuarios, tanto de capacidad de cálculo como de memoria de datos. Surge de esta confluencia entre los titanes de Internet y los operadores de telecomunicaciones una categoría nueva de actor en Internet, el generador o agregador de contenidos, como Netflix, que aprovecha la dimensión y la extensión y flexibilidad de la nube de AWS (Amazon) y la capilaridad de las redes de acceso de los operadores en las que se aloja para estar próximo a los consumidores de sus producciones.

Entre las 'telecos' y los titantes 'online' han surgido nuevos actores

El tráfico asociado a la creación en todas sus manifestaciones, sea en modo difusivo o bilateral y la profusión de aplicaciones para la extracción, tratamiento e inserción de datos de dispositivos autónomos conectados, encaminados a la nube correspondiente, en una imparable búsqueda de menores retardos, apenas perceptibles para la mente humana, seguirá creciendo en el próximo trienio probablemente entre siete y ocho veces lo que lo haga la economía mundial, al ritmo inmediatamente anterior a la pandemia. Los operadores seguirán para ello forjando acuerdos para la venta de contenidos para el gran público, soluciones sofisticadas de seguridad y continuidad, herramientas empresariales de gestión o productividad, acomodando sus medios a las nuevas demandas de banda ancha, desbordadas por el ingenio humano, los avances del conocimiento y de la ciencia, la reducción de la brecha digital, la adopción generalizada de los datos libres y la formación acelerada de borrascas, que así podría llamarse a las federaciones de nubes y que, a la luz del cada vez mayor peso de los titanes de Internet en la capitalización bursátil global, parecen sostener de manera patente en esta primavera de 2020 la expectativa de recuperación de la economía mundial.

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