
Cuando en noviembre de 2018 Elena Viana asumió la presidencia de la Unión de Estanqueros, no podía ni imaginarse que apenas año y medio después el mundo iba a enfrentarse a una crisis como la que vivimos en la actualidad. En ese momento, los problemas eran otros. Sobre su mesa de trabajo figuraban como prioridades la presión sanitaria sobre el mundo del tabaco, la amenaza de una mayor fiscalidad y la caída continuada de las ventas. Pero el coronavirus lo ha cambiado todo.
También en los estancos, que han permanecido abiertos al ser catalogados como parte de una actividad esencial. Asociados al cigarrillos y, por ello muchas veces denostados, las expendedurías se han convertido ahora en una pieza clave en el sostén del mundo rural. En una herramienta de apoyo a los mayores cuya importancia, a menudo, no se ha tenido en cuenta en el pasado.
La importancia de la red
"En España hay un total de 13.500 expendedurías, pero de esa cantidad un total de 3.800 son los denominados establecimientos complementarios, en los que además de tabaco se venden también otros productos, son las tiendas del pueblo", explica Viana.
La ley cambió en 2014 y permitió a los estancos ampliar y diversificar su oferta más allá de la venta de tabaco
La presidenta de la Unión cuenta así como esos locales están ejerciendo una labor esencial desde el decreto del Estado de Alarma. "Los estanqueros están repartiendo la comida a domicilio en los pueblos a los mayores para que no tengan que salir, pero es que además están colaborando incluso con las farmacias para llevar conjuntamente los medicamentos que necesita la gente, haciendo incluso hasta muchas veces de psicólogos, escuchando los problemas de la gente y tratando de ayudar", dice.

Eso, además, de ejercer de puntos de reparto de paquetería, donde no hay oficinas de Correos, y hasta ofrecer envíos de dinero. Y es que el cliente de la ciudad que va a comprar unos puros habanos o una cajetilla de cigarrillos, no es mismo del pueblo, que ve en estanco a los antiguos ultramarinos. El comentario ha saltado así de boca en boca conforme avanzaban los días y, poco a poco, se prolongaba el confinamiento. "¡Menos mal que está el estanco!". Esa ha sido en las últimas semanas una de las frases más escuchadas por los propietarios de la red.
Y todo ello, a pesar de que, tal y como defiende la presidenta de la Unión, los estancos tienen que seguir siendo lo que son, puntos de distribución de tabaco. "Es nuestra razón fundamental de ser, aunque hay establecimientos complementarios hay que tener muy claro también que un estanco no puede ser un bazar", explica Elena Viana.
Los establecimientos complementarios siempre han existido, permitiendo que se compatibilizaran actividades distintas. No obstante, desde 2014 con un cambio de la regulación se permitió al resto incorporar otros productos que hasta entonces no podían distribuir, como aperitivos o snacks, vinos, bebidas alcohólicas o incluso servicios como el envío o recepción de paquetes.
Pero los estancos no han estado solos. Desde el estallido de la crisis, las grandes compañías tabaqueras se han movilizado también para ayudar a la red con todo tipo de material para garantizar la higienización y seguridad sanitaria, distribuyendo pantallas separadoras, geles, guantes y mascarillas.
Todo ello, además, de agradecer su labor. Ya el 16 de marzo, solo dos días después de que se decretara el Estado de Alarma, Altadis, la dueña de Fortuna, envió así un mensaje a la red, al que han seguido otros posteriormente, dando las gracias a los expendedores "que en momentos como este van a abrir, dar la cara y trabajar para sus vecinos, ayudando y dando servicio".
Apoyo fundamental
En las últimas semanas, Enrique Jiménez, director general de Philip Morris, ha enviado también personalmente varios mensajes para dar las gracias a los estanqueros y transmitir "todo nuestro apoyo y reconocimiento por el esfuerzo que estáis haciendo cada día con la más alta profesionalidad en estas circunstancias excepcionales", además de ofrecer varias herramientas.
Las tabaqueras se han volcado en apoyar a los estancos, llevando pantallas separadoras, mascarillas, geles y guantes
Así, el 25 de marzo, la propietaria de Marlboro ofreció de manera gratuita pantallas protectoras para los mostradores, además de adhesivos para el suelo. Iniciativas complementadas con una sección específica con toda la información relevante sobre el coronavirus en Open, el canal de comunicación que la empresa tiene con las expendedurías.
En una carta firmada por el director general de BAT, Juan José Marco, la dueña de Lucky Strike, anunció también la puesta en marcha de "una serie de medidas en el ámbito comercial que tienen por objetivo proteger la salud de nuestros empleados, clientes y consumidores", insistiendo en que eso incluía también a la extensa red de expendedores y proveedores.
En la misma línea, JTI (Winston y Camel) ha ofrecido también su ayuda, reuniendo por teleconferencia a todo su equipo comercial, encabezado por Luis Gastón, para rendir "un merecido homenaje" a los expendedores por su solidaridad y apoyo a los clientes. "En JTI lo sabemos y queremos testimoniar nuestra admiración y respeto", aseguró Gastón. La distribuidora Logistadis fue incluso más allá y, al margen de distribuir herramientas de apoyo, ofreció también medidas de financiación para garantizar su viabilidad.
"La Unión ha estado en primera línea de fuego afrontando esta crisis con decisión y valentía, aguantando el embate que llegaba desde muchos frentes, pensando siempre en los estanqueros. Orgullosos de ser estanqueros", concluye así la principal representante de la red.