
La victoria sin paliativos de Boris Johnson en Reino Unido confirma la decisión del país de implementar su salida de la Unión Europea (UE). Un resultado que despeja, por tanto, incertidumbres, pero mantiene abierta la que más preocupa a las empresas españolas llegados a este punto: el Brexit se producirá, la cuestión ahora es si será ordenado o duro. La mayoría aglutinada por el líder de los conservadores le otorga capacidad para poder flexibilizar las posiciones anunciadas en los últimos meses. Es esa primera opción la deseada por las compañías de España que tienen presencia en Reino Unido y en la que confían que termine por hacerse efectiva.
No abundaron los pronunciamientos públicos el viernes, pero los que hubo fueron taxativos respecto a las consecuencias de un Brexit duro, tanto por parte del empresariado español como inglesa. La directora de la patronal británica CBI, Carolyn Fairbairn, pidió al primer ministro británico que utilice la mayoría absoluta que ha obtenido en las urnas para terminar con la "incertidumbre" económica que atraviesa el país por el proceso del "brexit". "Después de tres años en punto muerto, el primer ministro tiene un claro mandato para gobernar. Empresas de todo el Reino Unido le urgen a que lo utilice para reconstruir la confianza en nuestra economía y romper el ciclo de incertidumbre", indicó Fairbairn en un comunicado. La directora demandó al jefe de Gobierno que garantice cuanto antes que el Reino Unido "no se acercará de nuevo el próximo año al borde de un acantilado" con la posibilidad de un "no acuerdo" con la Unión Europea (UE).
Sería "una situación catastrófica" para las empresas del sector, afirmó el director general de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo, durante la presentación del salón Agroalimentaria en Barcelona. En el mismo foro, el presidente de la Asociación de Fabricantes Españoles Exportadores de Equipamientos para Hostelería y Colectividades (AFEHC), Daniel Domènech, se mostró preocupado por los "problemas logísticos" derivados de una salida forzada del Reino Unido, aunque cree que el Brexit finalmente será blando, ya que "tanto la UE como el Reino Unido tienen mucho que perder" si no llegan a un acuerdo. Mientras, la directora de la Cámara Británica de Comercio en España, Eva Prada, destacó que la victoria de los conservadores por mayoría absoluta ha aportado algo positivo al debate, que es el "fin de la incertidumbre" al ser el próximo 31 de enero la fecha definitiva para el Brexit.
Desde hace mucho tiempo, las empresas españolas ya están convenientemente advertidas y prevenidas de los riesgos de un mapa con el Reino Unido borrado de Europa. Con acuerdo o sin él, a ninguna de ellas les pillará el fenómeno con el paso cambiado, tal y como todas han puesto de manifiesto durante los tres últimos años. Ahora bien, los planes de contingencia son distintos en función de si la ruptura es pactada o no.
Telefónica, IAG, Banco Santander, Banco Sabadell, Ferrovial, Iberdrola, Repsol, Gamesa y FCC, entre otros gigantes españoles, comparten parecida opinión sobre el asunto: el mayor peligro del Brexit será la distorsión macroeconómica que provocará en los próximos meses y su previsible incidencia en la aceleración de una crisis de alcance siempre temible. Es decir, el riesgo reside en los efectos colaterales que pudiera provocar el Brexit en una economía continental presumiblemente debilitada y achacosa. Tanto con acuerdo como si él, la situación del Reino Unido no ayuda, sino que prevé lastrar cualquier movimiento que pudiera realizarse en los próximos meses para atenuar males mayores.
La depreciación de la libra quita el sueño a los gestores de las grandes multinacionales
El resto de los obstáculos directamente vinculados con el Brexit resultan menores, gracias a los planes de contingencia celosamente guardados en los despachos de los primeros ejecutivos de cada organización. No ha existido acto público o encuentro con analistas o inversores en los que la estrategia ante una posible salida del Reino Unido de Europa no forme parte de las cuestiones a resolver. La estrategia a seguir de cada compañía ya está impresa en los folletos intermedios que las cotizadas han compartido con sus accionistas.
La depreciación de la libra quita el sueño a los gestores de las grandes multinacionales, aunque ese mismo elemento elevará al competitividad de las firmas españolas cuando se trate de pujar por nuevos contratos en el Reino Unido. Durante la jornada del viernes, la victoria de Johnson impulsó al alza la libra en su cruce con el dólar y el euro. La inversión de los grupos empresariales españoles en sus subsidiarias británicas también se verá impactada por los vaivenes de la libra esterlina divisa, con un compromiso inversor que rondará los 50.000 millones.
Banca
La salida de Reino Unido del resto de la UE puede derivar en una grave recesión ante una significativa caída del comercio exterior que podría afectar directamente a la banca a través de mayor volatilidad en los mercados, alza de la mora y, por tanto, incremento por las pérdidas por deterioro de valor de los activos financieros y frenazo del crecimiento. Banco Santander y Banco Sabadell son los únicos que cuentan con una presencia significativa en el país británico y ambos llevan meses manos a la obra para adelgazar sus plantillas y aligerar costes ante la incertidumbre que llega. La entidad que lidera Ana Botín anunció en enero el cierre de 140 sucursales (una quinta parte de la red) y unas 800 salidas. Apenas seis meses después comunicó otro recorte de 200 empleados.
Por su parte, el Sabadell (cuenta con TSB en Reino Unido con una inversión crediticia de 33.000 millones) remitió esta primavera una carta a los empleados anunciado 124 salidas. El banco está a la espera de conocer cómo se desarrolla el Brexit para anunciar el nuevo Plan Estratégico de TSB que se pondrá en marcha en 2020. No obstante, la entidad ya ha dejado entrever que el plan contemplará un ajuste importante de la red británica.
Para el Santander, el negocio de Reino Unido le supone el 13% de su beneficio, un porcentaje que ha ido en retroceso desde el referéndum del Brexit. Hace tan sólo tres años, el país aportaba el 23% del resultado.
El banco anunció en septiembre que la filial británica sufrirá un impacto negativo de 1.500 millones por la incertidumbre económica que deja el Brexit, sumado a un cambio regulatorio que obliga a separar el negocio minorista del de banca de inversión. Este golpe tendrá un impacto en el beneficio atribuido del grupo de 2019. La entidad cántabra, además, asegura que tiene planes de contingencia para aplicar según se desarrolle la separación que pueden pasar por el traslado de negocios y plantilla.
Energéticas
En el ámbito energético, tres son las cotizadas españolas con intereses en el Reino Unido, Iberdrola, Siemens Gamesa y Repsol, y las tres afrontan el trance del Brexit de un modo muy diferente. La empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán, que opera por medio de Scottish Power, dispone de un plan de contingencia ante un Brexit duro, que divulgó a finales de año. La mayoría de sus riesgos son horizontales, comunes a los del resto de sectores: aranceles, tipo de cambio, interrupciones en la cadena de suministro, libertad de movimiento de los empleados... Se ha defendido aumentando sus stocks de equipos, revisando sus contratos, con planes específicos para sus trabajadores... No ha trascendido el efecto que pueda tener en sus cuentas.
El caso del fabricante eólico hispanogermano es distinto, y peor. En su negocio es clave la importación de componentes para los aerogeneradores -sobre todo los marinos- y su consejero delegado, Markus Tacke, ya ha reconocido que "un Brexit sin acuerdo tendría un impacto significativo en el margen de Ebit de 2020". Durante la última presentación de resultados, con prudencia, la compañía cuantificó ese impacto "en el rango bajo del doble dígito".
Finalmente, la petrolera presidida por Antonio Brufau no espera ningún tipo de impacto. No lo habrá en la extracción, el transporte, la venta o la fiscalidad de los hidrocarburos, porque siempre han estado totalmente en manos del Gobierno británico. Además, su actividad allí -por medio de Repsol Sinopec Resources UK Limited- está en una etapa madura y opera con dólares, por lo que incluso en los peores es-cenarios no ha detectado riesgos significativos.
Telecomunicaciones
Telefónica, que a través de O2 es el mayor operador móvil del mercado británico, con 33,3 millones de clientes, ha destacado la tensión e incertidumbre que padece el Reino Unido entre los riesgos financieros de mayor impacto para su negocio, inmediatamente después del deterioro económico o político de los países en los que opera y de los focos de incertidumbre por la cuestión catalana. En un informe corporativo remitido a la CNMV, el grupo de telecomunicaciones advierte del empeoramiento de la situación británica por el resultado final del Brexit, "que podría llevar a un aumento de los conflictos regulatorios y legales en materia fiscal, comercial, de seguridad y de empleo". Según indica la compañía, "estos cambios pueden ser costosos y disruptivos para las relaciones empresariales en los mercados afectados, incluyendo las de Telefónica con sus proveedores y clientes".
Construcción
Varias de las mayores constructoras españolas tienen en Reino Unido uno de sus principales mercados. La previsión es que los efectos del Brexit provoquen un alza de la inflación que contrarrestará el deterioro de la libra en aquellos negocios regulados de los que dependen algunos grupos españoles. Ferrovial es a día de hoy la empresa de infraestructuras más expuesta, aunque con la próxima venta de su filial de servicios Amey su posición se verá limitada al negocio de construcción y a la operación de los aeropuertos, con el de Heathrow como punta de lanza. FCC tiene una elevada exposición contratos de medio ambiente, afectados positivamente por la subida de los precios, mientras que ACS tiene una presencia relevante en el ámbito de construcción.