El consejero delegado de Apple, Tim Cook, se ha erigido como un defensor de la privacidad de los usuarios de productos de la compañía. El pasado mayo, durante una entrevista con ABC News, el directivo reconoció que la privacidad digital "se ha convertido en una crisis" y previamente admitió que la recolección de datos "se había convertido en un arma, con eficiencia militar".
Una situación que comienza a asediar a la de Cupertino, California, en distintos frentes. Tras una investigación del británico The Guardian, el fabricante del iPhone fue el centro de la polémica al determinarse que la compañía permitía a sus contratistas escuchar conversaciones privadas de sus usuarios mientras probaban la eficacia de su servicio Siri.
Análisis mínimo
Apple respondió a estas acusaciones explicando que solo una pequeña porción de las solicitudes de los usuarios a Siri "se analizan para mejorar su servicio y el dictado". Según la empresa, dichas solicitudes no están asociadas con la cuenta de Apple del usuario y se analizan en instalaciones seguras donde todos los revisores tienen la obligación de cumplir con los estrictos requisitos de confidencialidad de la compañía.
No obstante, esta explicación no ha sido suficiente para que la compañía se enfrente desde comienzos de esta semana a una demanda colectiva presentada en un tribunal del Distrito Norte de California relacionada con este asunto. Los demandantes acusan a Apple de "grabación ilegal e intencional de comunicaciones confidenciales de individuos sin su consentimiento". Acciones que violan la Ley de Invasión de Privacidad de California, la Ley de Competencia Desleal, la Ley de Remedios Legales del Consumidor y la Ley de Sentencia Declaratoria.
Acusación en Rusia
Para respaldar estas acusaciones se apunta a los los términos y condiciones de Apple, que no hicieron referencia al hecho de que sus grabaciones pueden ser guardadas y escuchadas por los empleados de la compañía. De esta forma, cualquier persona que haya tenido un dispositivo con Siri desde 2011 se podría acoger a esta demanda.
Paralelamente, Apple también se enfrenta a una investigación por competencia desleal en Rusia después de que la compañía de ciberseguridad, Kaspersky Lab, acusase a la compañía de la manzana de estar abusando de su posición dominante en el mercado de aplicaciones para teléfonos móviles.
El Servicio Antimonopolio Federal ruso (FAS, por sus siglas en inglés) ha confirmado que está investigando a Apple para determinar la razón por la que una nueva versión de la aplicación Safe Kids, de Kaspersky Lab, no había sido actualizada en el sistema operativo de la tecnológica, lo que conllevó una pérdida significativa en la funcionalidad de la aplicación.
Tanto la demanda colectiva presentada en California como la investigación en Rusia prueban como la compañía está en el punto de mira de los reguladores de todo el mundo. La Unión Europea revisa actualmente dos quejas antimonopolio contra la compañía mientras el Departamento de Justicia de EEUU estaría a su vez liderando una investigación propia sobre las plataformas en línea, donde también se incluye al fabricante del iPhone.
El punto débil de Apple sigue siendo su tienda de aplicaciones, la App Store. El control completo de la compañía sobre este negocio brinda a los reguladores más herramientas y una mayor capacidad de actuación en comparación con las investigaciones que pueden enfrentar otros grandes gigantes tecnológicos, como es el caso de Facebook y Google.