Madrid
Una economía más verde, con un alto nivel de sostenibilidad y compromiso social, y que garantice el máximo cuidado del medio ambiente y de las personas. Es el camino que, con toda seguridad, llevará a una recuperación exitosa tras la crisis sanitaria causada por el coronavirus, contribuyendo además a poner solución a la otra gran emergencia que el mundo afronta, la crisis climática y el calentamiento global.
Procesos ecoeficientes, apuesta por las energías renovables, y un impulso definitivo de la bioeconomía y la economía circular serán estrategias muy útiles para alcanzar estos objetivos que la sociedad está demandando.
Utilizar materias primas naturales y renovables, de origen local, y totalmente reciclables es uno de los pilares de Ence Energía y Celulosa, líder europeo en producción de celulosa de eucalipto. Además, el impulso de las energías renovables está en el ADN de esta compañía, la primera española en generación de energía con biomasa agrícola y forestal, que además contribuye de forma decidida a la gestión integral y responsable de superficies y cultivos forestales.
En el contexto de la grave crisis sanitaria que ha afectado al mundo, la celulosa ha jugado un papel esencial. Con ella se elaboran productos higiénicos y sanitarios, que han apoyado la lucha contra el coronavirus. Se trata, igualmente, de productos elaborados con materias primas renovables, y que son biodegradables y reciclables, factores muy importantes en cuanto al cuidado del planeta.
Pero no solo en la crisis, sino también en la recuperación que será preciso llevar a cabo tras ella, la celulosa será esencial para alcanzar las metas de sostenibilidad que la sociedad demanda. Así, a partir de esta materia prima se pueden elaborar bienes de uso cotidiano, como envases, utensilios de cocina y menaje, o de uso personal, que sustituyen a otros elaborados por derivados del petróleo, como el plástico. Las fibras de celulosa presentan propiedades más sostenibles que las sintéticas, dando paso a un modelo basado en la bioeconomía y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales.
La celulosa será esencial para alcanzar las metas de sostenibilidad que la sociedad demanda
El proceso de producción de Ence es totalmente respetuoso con el medio ambiente y un ejemplo de eficiencia energética y de economía circular, en el que se valoriza el 99% de los residuos generados, evitando así que estos materiales acaben en vertederos. En sus biofábricas de Pontevedra y Navia (Asturias) se mantienen los más altos estándares de calidad y respeto medioambiental.
Así lo demuestran sus reconocimientos nacionales e internacionales. Tanto la biofábrica de Ence en Navia como la de Pontevedra cuentan con las certificaciones ISO 14001 de medioambiente. Ambas plantas están también adheridas, de forma voluntaria al Sistema Europeo de Ecogestión y Ecoauditoría (EMAS) y han sido reconocidas con la etiqueta ecológica Nordic Swan, sello ecológico oficial de los gobiernos escandinavos; y desde el pasado año, con la Etiqueta Ecológica (Ecolabel) de la UE para el papel gráfico, para el papel tisú y los productos de papel tisú.
La biofábrica de Pontevedra además ha sido reconocida por su desempeño medioambiental con la Distinción Oro de la Comisión Europea y, en 2019, ha recibido el certificado medioambiental "Residuo Cero", de AENOR por su eficiente gestión y valorización de residuos.
El impulso de la energía renovable está, asimismo, alineado con el compromiso de Ence con el cuidado del medio ambiente. Sus plantas independientes de energía, que utilizan biomasa, son totalmente gestionables y suponen por ello una pieza importante en el camino hacia la descarbonizacio?n. Además, plantas como la de biomasa que recientemente se ha inaugurado Puertollano suponen un auténtico ejemplo de transición energética justa, ya que aprovechan los emplazamientos que antes ocupaban otras actividades industriales para mantener el empleo local.
Ence apuesta por que la recuperación económica de esta crisis ha de ser verde
En definitiva, Ence apuesta por que la recuperación económica de esta crisis ha de ser verde, al considerarla una oportunidad para impulsar la transición hacia una economía limpia y circular, para avanzar hacia una sociedad neutra en carbono, garantizando una transición ecológica justa e inclusiva.