Agro

La salvación del pino resinero en España está cada vez más cerca

  • Es la segunda especie más extendida en España tras la encina

El pino negral atraviesa, desde hace décadas, una situación crítica: factores como las sequías de los últimos años asociadas al cambio climático y el abandono de la gestión de los bosques están provocando un debilitamiento masivo y progresivo de los árboles, que los hace vulnerables al ataque de agentes patógenos", apunta Cristina Prieto Recio, primera investigadora que ha desentrañado las causas del progresivo decaimiento de un patrimonio natural que supone una importante pérdida de diversidad ecólogica y valor económico. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro

Las cifras hablan por sí solas. El 40% de las masas existentes de pino negral en Castilla y León, segunda Comunidad con mayor extensión en nuestro país, están muertos o dañados. En Andalucía, primera en el ranking en cuanto a masas de pinos negrales, comienzan a aparecer los primeros síntomas de un empeoramiento de la salud de estos árboles.

Fue precisamente la alerta que provocó en Cristina Prieto la inusual transparencia de las copas, el enanismo en las acículas, la decoloración del follaje y la muerte prematura de algunos árboles, lo que llevó a esta investigadora del Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible (UVa-INIA), junto con los directores de su tesis doctoral Julio Díez y Felipe Bravo, catedráticos de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia, a averiguar qué está matando nuestros pinos y cómo se puede revertir la situación.

Se trataba de resolver el enigma que existía hasta ahora sobre los factores implicados en el decaimiento del pino negral y qué papel juegan. Tampoco existían estudios que relacionasen estos estados de decaimiento con los factores ambientales, la estructura de las masas y los regímenes selvícolas.

Una de las especies forestales más relevantes

El pino negral o resinero (Pinus pinaster), es una de las especies forestales más relevantes en España, tanto por su valor ecológico y protector, como por su producción maderera. De hecho, es la segunda especie con la distribución más extendida en España tras la encina, con una superficie de más de 700.000 hectáreas en masas puras y de 600.000 en masas mixtas.

En total, se midieron 1.200 árboles de 27 parcelas de Burgos, Segovia y León. En primer lugar, se realizó un estudio cronológico comparando los anillos de crecimiento de los últimos 20 años con las series climáticas y los resultados reflejaron que la falta de agua provocada por las sequías, especialmente significativas en 1994 y, sobre todo, en 2005, actuando como factores de incitación al decaimiento.

La conclusión, para la investigadora, es clara. La falta de recursos hídricos, por los que tienen que competir no sólo los árboles entre sí, sino también con el matorral asociado, favorece un decaimiento que facilita la aparición y proliferación de elementos patógenos como el Heterobasidion annosum, uno de los causantes de la pudrición del tocón y de la raíz que se ha detectado por primera vez en España sobre el pino resinero, que terminan matando al árbol. De hecho, en las zonas en las que peor se encontraban las masas arbóreas y había mayor número de patógenos fue en la zona burgalesa de Ribera del Duero, donde el uso del riego impide a las plantas alcanzar el menguante agua de las capas freáticas.

Esta falta de recursos hídricos por el cambio climático se ve agravada por la falta de gestión de los bosques, derivada de la paulatina desaparición de la explotación maderera o resinera, ya que provoca altos niveles de competencia por el agua. Los resultados de la investigación determinaron también que en las zonas con tradición maderera que han sido gestionadas históricamente tienen un mejor estado sanitario.

La investigadora recomienda la modificación de la estructura de las masas, reduciendo la competencia por el agua con la aplicación de claras regularmente programadas y el control de la vegetación arbustiva para mejorar la resistencia y la capacidad de recuperación de la masas de Pinus pinaster. Se necesita más investigación para profundizar en el papel clave de los factores bióticos implicados en el decaimiento de Pinus pinaster, sostiene Cristina Prieto. La investigadora reclama también planes de gestión forestal sostenible vinculados al control biológico para asegurar el futuro de estos bosques de gran valor.

Deberán ser las Administraciones, dado que la mayor parte de las masas árboreas son públicas, las que pongan en marcha estas actuaciones para salvar al pino negral, aunque el hecho de que la investigación de Cristina Prieto Recio no haya contado con ayudas, no incita al optimismo.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky