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El gran drama de las pymes: el tamaño dificulta la salida de la crisis económica

  • Dificultades de financiación, morosidad y baja productividad, sus problemas

Mientras que las grandes compañías españolas ya ven la luz al final del túnel, a las pequeñas empresas aún les queda mucho camino que recorrer antes de dejar atrás los efectos de la crisis económica, lastradas por las dificultades para financiarse, la morosidad y la baja productividad. De hecho, los ingresos de las pequeñas empresas en España han caído un 32% desde 2007, según un estudio de IESE Business School.

Pese a la importancia de este colectivo en la economía española -las pymes representan casi el 96% del tejido empresarial-, su situación sigue siendo comprometida, y no son suficientemente productivas como para garantizar su viabilidad.

"En la mayoría de los casos, no tienen la voluntad o la forma de transformarse de pequeñas en medianas empresas", advierte Rafael Doménech, economista jefe de BBVA Research. "¿Cómo conseguimos que sigan creciendo? Es uno de los mayores retos estructurales a los que se enfrenta la economía española", apunta el experto. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, reconocía que aumentar el tamaño y la productividad de las pymes eran dos de los grandes retos pendientes para la economía española.

"Si los empresarios hubieran recibido más ayuda, la recuperación sería mucho más rápida", critica Javier Goyeneche, propietario de un negocio de bolsos que quebró durante la crisis. En 2012, creó otra compañía, Ecoalf, que vende ropa y accesorios de moda hechos a partir de materiales reciclados. "Necesitamos miles de empresas como esta, pero no solo hay que crear negocios, sino que hay que ampliarlos. Porque si no, se quedan atrapados en un tamaño que dificulta su supervivencia", concluye el empresario.

Desde el comienzo de la crisis, el Gobierno ha aprobado una serie de medidas tratando de mejorar la situación de los pequeños empresarios, como facilitar la contratación y el despido de trabajadores o mejor acceso al crédito. Aunque son medidas positivas, "el enfoque ha sido muy fragmentado", denuncia Gayle Allard, de IE Business School en Madrid.

"La recuperación está ayudando a algunos, pero a las pequeñas empresas como la mía el sistema no nos apoya", denuncia Ricardo Sainz, dueño de una tienda cuya facturación ha caído de 25.000 euros al mes en 2008 a 10.000 en la actualidad. Todos sus empleados han dejado la tienda, que ahora atiende él en solitario, con jornadas de trabajo de 11 horas durante seis días a la semana.

Dificultad para financiarse

Mientras que el coste de financiación en España es el más elevado entre los principales partidos europeos, y las pequeñas empresas pagan un interés significativamente mayor que las compañías más grandes.

Otro obstáculo que se encuentran las pymes es la elevada morosidad. "Es un reto conseguir que los clientes paguen a tiempo", asegura Antonio Garamendi, presidente de Cepyme, que calcula que se tardan tres meses de media en liquidar una cuenta. "Es un problema que ahoga a los pequeños empresarios, que en lugar de centrarse en el futuro del negocio, se distraen averguando cómo pagar las nóminas".

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