
El pasado 3 de abril, el presidente en funciones del Gobierno y líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, aprovechó la Convención sobre el Pacto por los Servicios Sociales, celebrada en Sevilla, para anunciar varias medidas con tintes electorales. Una de las que más ha dado que hablar ha sido la propuesta de que la jornada laboral finalice a las 6 de la tarde, pues ha reabierto el debate sobre la conciliación entre la vida profesional y familiar. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Gestión y Desarrollo Exterior
Sin embargo, se trata de una polémica que no ha dejado nunca de perder envergadura. Según el informe Employer Branding: cuando la percepción puede convertirse en realidad, elaborado por Randstad, este requisito se sitúa entre los cinco primeros que influyen en las personas a la hora de escoger entre una empresa y otra, y es también el tercer motivo por el que deciden dejar su puesto de trabajo.
A pesar del peso que ejerce sobre las personas, la conciliación entre el empleo y la vida privada no se postula como una de las grandes preocupaciones de los directivos españoles. España es uno de los países del mundo con menos libertad en el ámbito laboral, tal y como demuestran los datos del informe 2016 Index of Economic Freedom, de la Fundación Heritage. Nuestro país se encuentra en el puesto número 22 de la Unión Europea -por delante de países como Alemania, Grecia, Francia, Portugal, Luxemburgo y Croacia- y en el 126 de la clasificación mundial. Los países nórdicos son, en este sentido, los que más medidas aplican para flexibilizar el horario laboral. Poder elegir el modo de organizar las horas a lo largo del año o canjear por días de vacaciones el tiempo de trabajo extra acumulado son algunas de las propuestas más innovadoras.
Promover la conciliación
Lo cierto es que la nueva ley de conciliación que Rajoy propuso durante su intervención -que incluiría medidas como promover un banco de horas o alargar diez días más el permiso de paternidad en determinados casos- podría ser un buen modo de actualizar la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras.
De hecho, las reivindicaciones de los agentes sociales y económicos van en esta línea, pues la legislación hace hincapié en supuestos de maternidad o enfermedad, pero es muy cauta a la hora de pronunciarse sobre aspectos como la flexibilidad de entrada y salida del trabajo. "En España hemos convertido lo excepcional en regla general para todos, y la realidad es que a las personas no se les puede encajonar en unos horarios rígidos", cuenta José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe).
En este sentido, el estudio Conciliación laboral, personal y familiar, elaborado por la Fundación Pfizer, indica que la escasa flexibilidad es el principal motivo que les impide a los trabajadores conciliar. Una situación que está condenada a evolucionar, sobre todo si tenemos en cuenta que la principal exigencia de las nuevas generaciones es precisamente esa. "Los trabajadores más jóvenes reivindican nuevas formas de trabajo y no comprenden que el indicador de productividad sea la presencia en la oficina y no la obtención de objetivos", explica Elena Cascante, socia directora del Observatorio Generación & Talento.
El presentismo no siempre va ligado al rendimiento
En algunas ocasiones, el hecho de trabajar más horas que el resto de los empleados no tiene por qué implicar necesariamente más productividad. "No se debería premiar al que calienta la silla, sino al que cumple los objetivos propuestos en los plazos marcados", afirma Casero. Sin embargo, lo cierto es que el presentismo laboral, es decir, la presencia en el puesto de trabajo más allá del horario habitual, tiende a relacionarse de manera equivocada con un gran compromiso.
Por contrapartida, es muy habitual que la empresa espere disponibilidad plena del trabajador fuera de su horario laboral, por lo que la propuesta de salir a las 18.00 no acabaría con esta incorrecta costumbre. Según un informe de Randstad sobre los hábitos de los empleados durante sus vacaciones, el 34% de los españoles asegura no poder evitar leer el correo electrónico y la mitad reconoce que se mantienen informados de lo que ocurre en la oficina aunque no se encuentre en ella.
No obstante, adelantar la hora a la que se sale de la oficina no es la única medida que el presidente del Gobierno en funciones propuso para lograr la conciliación. El fomento del teletrabajo fue otra de sus intenciones. En base a lo anterior, las nuevas tecnologías aplicadas al mundo empresarial están asentando las bases para que esta práctica sea posible. Sin embargo, no es una medida que esté extendiéndose entre las empresas españolas, ya que según el Instituto Nacional de Estadística (INE), únicamente el 27% de las compañías apuesta por ello, en contraposición a la media europea, que se sitúa en torno al 35%.