
Todo trabajador acaba preguntándose en algún momento de sus prácticas laborales o sus becas sobre la útilidad de su labor, con frecuencia mal pagada y cuyas funciones no siempre están relacionadas con sus objetivos. Por suerte o por desgracia, en un entorno laboral cada vez más competitivo, con "rivales" cada vez más formados, las prácticas se han convertido en una de las pocas formas para introducirse en el mercado laboral y diferenciarse de la competencia.
"Usted puede tener uno de los mejores expedientes de su carrera, pero sin realizar unas prácticas iba a sufrir para encontrar empleo", apuntan desde el Washington Post. Según la National Association of Colleges and Employers, el 63% de las personas de Estados Unidos que fueron becarios desde 2013 recibieron al menos una oferta de empleo.
En el mismo sentido, el escritor Nick Rojas señala en Students los principales beneficios de las prácticas laborales.
1. Experiencia
Las prácticas son una forma de ganar experiencia laboral, un elemento clave en el que se fijan los reclutadores a la hora de seleccionar un candidato.
2. Hacer currículum
Dicha experiencia sirve para completar el currículum de los candidatos a un puesto, que así pueden destacar frente a la competencia que se van a encontrar por cualquier vacante laboral.
3. Ampliar la red de contactos
Las becas de trabajo permiten a los estudiantes o a los licenciados establecer contactos con trabajadores de determinada industria, que pueden ser clave para conseguir un puesto de trabajo en el futuro.
4. Hacerse un hueco
Muchas veces, las prácticas son la mejor forma de introducirse en un sector determinado, ya que muchos empresarios mirarán antes a sus becarios o antiguos becarios para contratar a un trabajador, ya que conocerán la forma de trabajar de la compañía.
5. Conocer el sector
Es casi imposible saber si un trabajo determinado le va a gustar hasta que no lo conoce desde dentro, y si de verdad se es válido para desarrollar dicho empleo. Unas prácticas pueden servir para comprobar si un puesto o empleo es el que, de verdad, se quiere desarrollar el resto de la vida.