
Encontrar a los mejores trabajadores no es una tarea sencilla. Para conseguirlo, las empresas organizan complejos procesos y entrevistas de trabajo, mediante los que tratan de descubrir las principales habilidades y fortalezas de los candidatos, pero en los que habitualmente descuidan sus defectos.
Porque por muy brillante que sea un trabajador, siempre va a tener un lado oscuro, unos defectos que van a afectar al día a día de la empresa, y que en algunos casos pueden llegar a impedir al trabajador o al equipo rendir a su mejor nivel. Estar siempre con excusas, comportamientos antisociales, antipatía... son muchos los defectos que una persona puede tener.
El psicólogo Tomas Chamorro-Premuzic, experto en gestión de talento, recomienda a las empresas que durante los procesos de evaluación también se fijen en las debilidades de los candidatos, sin tener en cuenta que hay unos defectos mejores que otros.
En un artículo publicado en Fast Company, el experto señala cuáles son los mejores defectos que puede tener un trabajador para que la compañía los note lo menos posible y no interfiera en el buen funcionamiento. "No deje de buscar las fortalezas de los empleados, pero sobre todo asegúrese de que tiene los mejores defectos posibles".
1. Conformismo
"Vivimos en un mundo que destaca a las personas originales, que rompen las reglas, pero ninguna organización podría sobrevivir si ese tipo de individuos fuesen mayoría", destaca el experto. Por eso, los empleadores deberían saber que es necesario que la mayor parte de los trabajadores deben ser fieles a las reglas y a las normas.
Aunque muchas empresas pueden destacar que buscan trabajadores innovadores y emprendedores, en realidad lo que necesitan son personas bien mandadas, que hagan lo que se les pida. "El mayor perjuicio causado por la excesiva glorificación del liderazgo es la práctica del liderazgo en sí, que atrae a personas interesadas en ser el centro de atención más que por aportar ideas", señala la experta Susan Cain, en un artículos en Times.
Y aunque en ninguna lista de requisitos aparecerá la palabra "obediente", es una de las habilidades más importantes, porque este tipo de individuos tienden a rendir mejor, incluso cuando ejercen puestos de liderazgo. "Un gran número de jefes prefiere promover a empleados obedientes y relajados que a empleados talentosos pero complicados", apunta Cain.
2. Narcisismo
Los grandes empleados no deberían presumir de sus éxitos, sino que estos deberían hablar por sí mismos. En principio, si dos personas son igual de talentosos y productivos, la mayoría preferiría trabajar con el más humilde y modesto.
Pero diversos estudios muestran que los individuos que buscan más atención a menudo se convierten en mejores líderes, y son percibidos como más productivos. Así, contratar a una persona que disfruta siendo el centro de atención, sin estar obsesionado, no tiene por qué ser malo.
3. Deshonestidad
Los mentirosos son muy negativos, sobre todo cuando lo son de manera compulsiva y lo combinan con un bajo nivel de integridad moral. Nadie debería contratar a un mentiroso de este tipo. Pero cierta deshonestidad no tiene por qué ser mala, porque las "mentiras blandas" pueden incluso ser útiles en algunos contextos. De hecho, la sinceridad extrema, esa que se puede desarrollar con los amigos un día de fiesta, no suele ser útil en el entorno laboral. La diplomacia y el saber estar en sociedad muchas veces requieren cierta dosis de deshonestidad, para decirle a un compañero que ha hecho un buen trabajo cuando no lo ha hecho, pero lo ha intentado; o para reconocer una buena idea cuando no es para tanto; o para hacer sentir bien a un cliente aunque sea irritante.