
Cuando en marzo de 2020 la población mundial tuvo que confinarse a causa de la pandemia por COVID-19, en las oficinas de Zoom en San José, California, sabían que para ellos iba a ser una oportunidad.
La empresa tras este software de videoconferencias, que añadía muchas funciones a sus rivales Meet o Skype (de Google y Microsoft, respectivamente) vio como sus acciones pasaban de los 70 dólares a rozar los 600 en pleno boom de las tecnológicas tras la caída inicial.
Ahora, Zoom, la empresa que hizo que muchas otras funcionaran durante el teletrabajo, ha renunciado a él.
A finales de la semana pasada, la empresa comunicó a sus empleados que, si viven a menos de 80 km de una de sus nueve oficinas, deben acudir a trabajar en persona al menos dos días a la semana.
Puede parecer una ironía que una empresa de trabajo a distancia pida a sus empleados que vuelvan a la oficina. Si una empresa quiere impulsar la revolución del trabajo a distancia, ¿no debería predicar con el ejemplo?
Volver a la oficina cuando hay vacas flacas
Son varios los motivos que Zoom esgrime para promover la vuelta a la oficina, aunque sea de forma híbrida. Y el principal es que no pasa por un buen momento.
La primavera pasada, la empresa alcanzó un hito: Llegó a valer menos de lo que valía antes del covid. Las acciones de Zoom se dispararon durante el primer año de la pandemia, pasando de 89 dólares por acción a principios de febrero de 2020 a un máximo histórico de 559 dólares en octubre.
En mayo de 2022, las acciones de Zoom habían caído un 83% desde el máximo de octubre. El siguiente febrero, Zoom anunció que despediría a 1.300 empleados, con el CEO Eric Yuan recortándose el salario en un 98%.
Pero independientemente de lo que signifique para la cuenta de resultados de la empresa, los ejecutivos de Zoom nunca han pedido que las oficinas pasen por la guillotina. De hecho, la empresa se ha posicionado como líder del rediseño de la oficina moderna, gestionando espacios de trabajo en tres continentes.
La oficina como imperativo social (que no usaba nadie)
Según los directivos de Zoom, la oficina existe ahora para ser un espacio social. Se eliminaron los cubículos y los escritorios en favor de espacios para eventos. Se añadieron "vallas acústicas" a los espacios comunes para amortiguar el ruido.
De ahí que en parte se pida el regreso a la oficina para favorecer la construcción de equipos. Ahora bien, ¿se esconde tras esto también desconfianza hacia el teletrabajo y su productividad?
Según admite la propia empresa, el pasado mes de septiembre sólo el 1% de los empleados de Zoom acudía voluntariamente a la oficina. Como ironía añadida, la propia encuesta de Zoom reveló que casi el 70% de los trabajadores quieren elegir entre trabajar a distancia, en persona o una combinación de ambas opciones. Para los que ya trabajan a distancia, el 85% afirma que tener esa opción es esencial. Si tiene que utilizar una política de trabajo en la oficina como objeto contundente para que sus empleados vuelvan, quizá las vallas acústicas no eran tan convincentes después de todo.
Zoom cree más en la oficina que en el teletrabajo
La justificación de Zoom para su nueva política de regreso a la oficina no ofrece mucho sobre lo que la empresa piensa que el trabajo en persona realmente logra. "Creemos que un enfoque híbrido estructurado -lo que significa que los empleados que viven cerca de una oficina tienen que estar en el sitio dos días a la semana para interactuar con sus equipos- es más eficaz para Zoom", dijo un portavoz en un comunicado.
Su caso se suma al de otras grandes tecnológicas. Esta primavera, un trío de gigantes tecnológicos -Google, Salesforce y Meta- reforzaron sus políticas de vuelta a la oficina. Aunque estas empresas no son sinónimo de trabajo a distancia como Zoom, sus herramientas han permitido a la gente trabajar desde cualquier lugar y, sin embargo, también están redoblando la apuesta por la oficina.
¿La razón de su retirada? La oficina, dicen las empresas, sirve para conectar y colaborar. "Hemos oído decir a los Googlers que los que pasan al menos tres días a la semana en la oficina se sienten más conectados con otros Googlers, y que este efecto se magnifica cuando los compañeros de equipo trabajan desde el mismo lugar", escribió la jefa de personal de Google, Fiona Cicconi, en un memorándum en el que anunciaba que la empresa aplicaría sus políticas de trabajo en persona este mes de junio.
El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, dijo algo parecido. "Nuestra hipótesis es que sigue siendo más fácil generar confianza en persona y que esas relaciones nos ayudan a trabajar con más eficacia", escribió Zuckerberg en marzo en un blog que precedió a una directiva para que los empleados acudieran más a la oficina.
Todo coincidiendo con épocas de caídas en bolsa y despidos para todas ellas, lo que nos lleva a una realidad incómoda: las tecnológicas que más han facilitado el teletrabajo al resto, no creen en él.