
En los últimos dos años, a raíz de la pandemia, el teletrabajo ha estado por todas partes. Bien, ahora, parece que nos pasamos de frenada.
Ni las empresas están haciendo por mantenerlo, ni tantos trabajadores lo desean, ni tantos puestos de empleo se pueden hacer en remoto. Eso es lo que indica un nuevo estudio llevado a cabo en Italia, un país con bastantes similitudes en este sentido con España, y que indica además que el teletrabajo se está convirtiendo en un campo de desigualdad, con profesiones y regiones donde es más sencillo que se dé y otras en las que no.
¿Nadie se acordaba de todo lo que no se puede hacer en remoto?
El nuevo estudio procede del Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la LSE, y en él se incide en que las posibilidades de trabajar desde casa y las predicciones sobre la muerte de la oficina son exageradas.
En concreto, el estudio revela que las regiones más pobres y las pequeñas y medianas empresas han quedado rezagadas por la revolución digital del trabajo en remoto.
La investigación analizó datos de Italia que muestran que solo el 12% de los trabajadores podían trabajar desde casa en el momento álgido de la pandemia, en 2020. Esto contrasta con las estimaciones, basadas en datos de encuestas, que prevén que el doble de este porcentaje de empleos podría realizarse desde casa.
El teletrabajo, propio de élites urbanitas
Los resultados del estudio también se hacen eco de los de una investigación estadounidense que midió el trabajo a distancia utilizando información sobre los hábitos de desplazamiento. Se constató que, si bien el trabajo a domicilio es habitual en las grandes ciudades, en las zonas menos desarrolladas el porcentaje de personas que trabajan desde casa es mucho menor.
El profesor Riccardo Crescenzi, catedrático de Geografía Económica de la LSE y uno de los autores del estudio, afirma que: "Antes de declarar que la oficina y nuestras ciudades están muertas, los responsables políticos deberían tener cuidado de no ver el mundo únicamente a través de los ojos de la élite metropolitana, ya tenga su sede en Londres, Milán o Washington. No todo el mundo trabaja desde casa, o puede hacerlo, aunque quiera".
Según la investigación, el trabajo a distancia es más común entre las empresas más grandes y productivas. El 70% de las grandes empresas, con 250 o más empleados, tenían al menos un trabajador teletrabajando durante el cierre de 2020. Solo el 1% de las empresas con menos de 10 empleados adoptaron prácticas de trabajo desde casa.
Las empresas que permiten a sus empleados trabajar desde casa también tienden a tener su sede en las regiones más ricas. En Lacio y Lombardía, donde se encuentran Roma y Milán respectivamente, más del 21% de los empleados pudieron trabajar desde casa durante el cierre patronal. Esto contrasta con menos del 2% de los trabajadores de las zonas menos desarrolladas y más pobres del sur de Italia: Calabria, Molise, Apulia y Sicilia.