
Los contratos de muy corta duración, de menos de siete días, han tenido un descenso creciente desde enero. La reforma laboral les gravaba con una fuerte sanción, una medida introducido por el ministerio de Seguridad Social que liderá José Luis Escrivá. Sin embargo, las caídas en su uso no se han producido hasta abril. Entre abril y julio el número de contratos de corta duración fue de 1,29 millones, frente a los 1,47 millones del mismo periodo de 2021 (casi 180.000 menos), lo que arroja un descenso del 12,2%.
Si cogemos exclusivamente los dos últimos meses, junio y julio, la bajada se agudiza a un 18%, 659.500 contratas en 2022 cuando en los dos meses estivales de 2021 se firmaron 804.999, casi 150.000 contratos más, según Efe.
Primer trimestre nefasto
Ahora bien, el primer trimestre se hizo caso omiso de la reforma laboral. Así, en ese periodo se firmaron 912.067 contratos de menos de siete días, 114.683 más que en el mismo trimestre del pasado año cuando el Sepe registró 797.394 contratos de muy corta duración.

Sin embargo, si bien es cierto que se produce un aumento del 14,4% en el uso de esta modalidad de contratos, hay que tener en cuenta que el primer trimestre del pasado año tuvo un nefasto arranque en lo que a creación de empleo se refiere, producto de un fuerte repunte del Covid. Algo que queda patente en el número de contratos firmados en esos tres primeros meses, 3,9 millones, cuando entre enero y marzo de este año se han superado los 4,7 millones de contratos.
En porcentaje sobre el total
Si se tiene, pues, en consideración el peso de los contratos de menos de siete días respecto al total de contratos firmados mes a mes, se comprueba que ha sido menor en casi todos los meses de 2022. En conjunto en el primer trimestre del año pasado los contratos de menos de siete días pesaron un 20,4% del total, cuando este año, a pesar de que en volumen han sido más, en porcentaje se ha reducido un punto, hasta el 19,4% del total del trimestre. De hecho, en el mes de marzo pesaron un 18,3%, el segundo porcentaje menor en lo que va de año si se descuenta julio que con casi 95.000 contratos menos que en el mismo mes del pasado año, su peso se rebaja al 18,2%.
Porque el uso, en términos porcentuales, del contrato de corta duración ha sido bastante errático en lo que va de año. En enero supuso el 21% del total de los contratos del mes, en febrero cede al 18,7% y en marzo, aun más, al 18,3%. En abril repunta al 18,8% y en mayo alcanzó casi el 22% del total de los contratos, máximo en el año. En junio vuelve a descender, un 20,2%, para fijar en julio el mínimo del año con ese 18,2% del total de los contratos firmados durante el mes.
En cualquier caso, se nota una bajada generalizada en el peso de los contratos sobre el conjunto de los registrados mes a mes. En los siete primeros meses del año se han producido descenso respecto al mismo mes del año anterior con excepción de enero, cuando el 21% de los contratos firmados fueron de menos de siete días, un punto superior al mismo mes de 2021.
Un 2,8% en el año
En el conjunto del año se anota, no obstante, una reducción muy limitada. Si se contabiliza el número de contratos de menos de siete días, el descenso respecto al mismo periodo del año, antes de la entrada de la reforma laboral, se limita a un 2,8%.
En concreto, 64.308 contratos menos, con 2,2 millones en 2022 frente a 2,26 millones en 2021. Si se mide en proporción al número de contratos firmados, de enero a julio de este año, el 19,6% fueron contratos de corta duración, dos puntos menos del 21,7% del año anterior.
'Vacitio legis'
La timidez del primer trimestre podría explicarse en la confusión jurídica causa por la vacatio legis que se impuso a la reforma en los tres primeros meses, aunque no afectó a las medidas adoptadas por la Seguridad Social para reducir el uso de los contratos de muy corta duración.