Empleo

En qué consiste la semana laboral de 4+1 días: así afectaría a los trabajadores

  • En medio del debate sobre la jornada laboral de 4 días ya se empieza a hablar de una vía intermedia

La semana laboral de 4 días ha dado mucho que hablar en los últimos meses. Desde los experimentos en varios países, las propuestas poco concretas que se han dado a nivel políticos en España, la iniciativa de algunas empresas pioneras o el caso de la Comunidad Valenciana, donde sí que se está empezando a probar de forma algo más concreta. Por ahora, el debate ha ido mucho más allá, con fórmulas que apuestan por reducir el sueldo en proporción y también con otras, como la belga, que proponen que en realidad se compriman las 40 horas semanales que vendrían a ser habituales en cuatro días, generando debate.

Ahora, una nueva idea llega. Si hace un tiempo hablábamos de la jornada de 7 días (donde se da libertad al empleado para trabajar cuando quiera de lunes a domingo, sin control sobre qué días se libra), ahora se empieza a nombrar la denominada jornada de 4+1.

Qué propone la jornada laboral de 4 días

Su explicación es sencilla: en una empresa al uso, habría 4 días laborales habituales y un quinto dedicado solo a la formación. El empleado debería por lo tanto prestar sus horas de igual modo de lunes a viernes, pero dejando un día para la mejora profesional.

Quienes apuestan por ella creen que la demanda de trabajo flexible, el apetito por el aprendizaje, el crecimiento y el desarrollo como prioridad principal entre los empleados, y una necesidad cada vez mayor de actualización constantes llevarán a la mayoría de los empleadores a ofrecer una semana laboral de 4+1.

La principal razón por la que los directivos se resisten a la idea de una jornada de 4 días es el miedo a la pérdida de productividad. Por eso, esta vía intermedia, propuesta recientemente en un artículo de opinión en Forbes por el experto en innovación en el trabajo Brandon Busteed, se ve como una vía intermedia que soluciona además un problema recurrente actualmente: la baja productividad no debido a que se trabaje poco, sino a que los empleados no están cualificados.

Un estudio de IBM de 2019 estimó que el tiempo que se necesita para cerrar la brecha de habilidades entre los puestos de trabajo abiertos y los trabajadores cualificados capaces de cubrirlos se ha multiplicado por 10. En 2014, el tiempo medio que se tardaba en cerrar una brecha de habilidades era de tres días; en 2018 eso había aumentado a la friolera de 36 días. De ahí que haya expertos que defiendan la necesidad de formación continua y ofrecerlo como una vía intermedia dentro de un contexto de mayor flexibilidad.

En el mismo estudio se acalró que el interés de los empleados por la formación se incrementa considerablemente si se realiza durante las horas de trabajo; el 46% indicó su interés por la formación fuera de las horas de trabajo, mientras que el 65% indicó su interés por hacerlo durante las horas de trabajo.

¿Supone esto más flexibilidad para el trabajador o más horas libres para conciliar? Ahí es donde entran las dudas sobre su este sistema va en la misma línea o no que la semana de 4 días.

Cómo afectaría a los trabajadores

La semana laboral 4+1 puede adoptar diversas formas. Puede estructurarse de muchas maneras diferentes. Para algunos empleadores puede ser literalmente 4 días de trabajo y 1 día de aprendizaje/formación a la semana.

Para muchos, seguirá el flujo de las demandas de trabajo, y para algunas funciones puede tratarse de bloques de tiempo de aprendizaje y formación salpicados a lo largo de cada día. Para otros, podría significar semanas o meses enteros dedicados al aprendizaje y la formación. "Sea como sea, es inevitable", dice el experto.

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