
Después de los fuegos de artificio que ha desencadenado el anuncio del preacuerdo de Gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, llegó la reflexión, el conocimiento de la letra pequeña. Y es que la alianza nacida al calor de Moncloa solo puede fraguarse si fuerzas independentistas como ERC y EH Bildu votan a favor en la primera sesión de investidura, o se abstienen en la segunda, porque lo que parece claro es que ni PP ni Cs están dispuestos a que este plan salga adelante. ERC mantiene su 'no' a Sánchez
Según ha podido conocer elEconomista de fuentes del PSOE, los planes de matrimonio entre socialistas y Unidas Podemos no han caído tan bien como se pensaba en el seno de este partido. Aunque la mayoría de dirigentes no ven mal los diez puntos del pre-acuerdo, muchos no se fían de Iglesias, y otros tantos no acaban de entender qué beneficios reportará al PSOE depender de ERC y de EH Bildu, si sus votos son necesarios para la investidura.
El movimiento, apenas en estado incipiente, ha mostrado las primeras fracturas que podrían acabar rompiendo al socialismo
Desde este jueves, voces críticas, unas de carácter privado, y otras publicas, manifiestan sus discrepancias con el pre-acuerdo. El movimiento, apenas en estado incipiente, ha mostrado las primeras fracturas que podrían acabar rompiendo al socialismo. Y es que pesa en el recuerdo el momento en el que Pedro Sánchez intentó convocar nuevas primarias y otro congreso para legitimar su 'no es no' a Mariano Rajoy, lo que desembocó en una gestora tras caer derrotado en un comité federal, en octubre de 2016.
El jueves, dirigentes como Emiliano García Page, Felipe González, Guillermo Fernández Vara, o Juan Carlos Rodríguez Ibarra –quien ya ha adelantado que presentará su baja como militante si el PSOE forma un gobierno con Unidos Podemos y la ayuda de los de ERC– mostraron sus divergencias.
Así, cargos del PSOE y dirigentes históricos daban su opinión sobre la posibilidad de que Esquerra Republicana se abstenga y facilite el Gobierno de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias. A ello se refería el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, para quien es fundamental que el nuevo ejecutivo "no dependa de los independentistas". Más tarde lo hacía el expresidente de Extremadura. Juan Carlos Rodríguez Ibarra no descarta que un grupo de socialistas legitimados propongan otra alternativa que no pase por la fórmula de abstención de ERC y el resto de independentistas que hagan falta. De hecho no ve mal que se ponga sobre la mesa un gobierno PSOE más Partido Popular.
La orfandad de Felipe González
Con un tono más intelectual, Felipe González reconocía desde un foro de jóvenes, internet y democracia, tener una "sensación de orfandad" provocado por los pasos que está dando su partido, al que él vota, como subrayó. El expresidente del Gobierno admite que no le gusta que, después de discutir tantas veces (PSOE y Unidas Podemos), lo primero que hacen es cómo se reparten los cargos. González Márquez envía un mensaje a los socios de un gobierno en ciernes, y advierte de que "hay que tomarse en serio los parámetros para que España supere su crisis institucional, que es bastante seria, antes de que se convierta en una crisis de Estado, y repitamos una historia, que es la historia contemporánea de España", pontificaba.
Ajeno a las críticas internas, Sánchez afirmaba desde el Palacio de la Moncloa que "el Gobierno de España siempre, siempre, siempre estará en favor de encontrar una solución política", al problema de Cataluña. Precisamente desde Barcelona, y partidario de la abstención de ERC, Miquel Iceta (PSC) declaraba que no le parece mal punto de partida volver a la Mesa bilateral de Pedralbes.