Madrid
Sus programas, sus modos, sus mensajes, sus gestos... Son numerosos los rasgos que evidencian las diferencias entre el PSOE de las elecciones del 10 de noviembre y el que se presentó a las elecciones del pasado 28 de abril. Una serie de nuevas características que desvelan la derechización del partido. Especial Elecciones
Y es que los guiños, con los que el secretario general del PSOE estaría buscando una potencial coalición de mayorías con el PP, son numerosos. La falta de concreción de sus medidas económicas está entre ellas. Su programa fiscal, que era un glosario de medidas progresistas fiel a lo que venía defendiendo, Pedro Sánchez durante su mandato, ha pasado a una reforma tributaria de fórmula indefinida en el que los socialistas niegan, por ejemplo, una subida de IRPF que, de puertas para dentro, admiten que intentarán abordar en la próxima legislatura.
Además, la promesa de hacer vicepresidenta a Nadia Calviño no ha gustado en los que antes eran sus aliados prioritarios, Unidas Podemos, que ven en esta apuesta un giro conservador que no hubieran contemplado en el caso de María Jesús Montero.
A esto hay sumar una serie de propuestas respecto a Cataluña -como la inclusión en el Código Penal de la celebración de referéndums- que alejan al PSOE de determinado voto de izquierdas. Así, los 123 escaños de abril parecen más lejanos que nunca.